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<table border="0" cellpadding="1" cellspacing="10" width="100%">
<tbody>
<tr class="Estilo6" style="font-size: 16pt; ">
<td valign="top">
<h1>La privatización pesquera y el verdadero valor de los
alimentos<br>
</h1>
</td>
</tr>
<tr>
<td class="Estilo8" style="font-size: 12pt; font-weight:
bold; " valign="top">
<ul>
<li>La lucha es para que además de mirar el alimento en
el plato, se vea que en la costa hay comunidades
solidarias. Para que cuando uno consuma productos del
mar, extraídos desde el Pacífico Suramericano, sepa
que este alimento fue generado por hombres y mujeres
libres, no por empleados o empresarios, que
paradojalmente sus padres fueron pescadores
artesanales libres.</li>
</ul>
</td>
</tr>
<tr class="Estilo9" style="font-size: 10pt; font-family:
Arial, Helvetica, sans-serif; ">
<td valign="top">
<p><a
href="http://www.radiodelmar.cl/sos/sos/articulos-sos/privatizacion-valor-alimentos.html">http://www.radiodelmar.cl/sos/sos/articulos-sos/privatizacion-valor-alimentos.html</a></p>
<p>Por: Patricio Igor Melillanca<br>
Fotos: Luca Tomassini</p>
<p>Desde aquí, hace algunos años, se exportó el pescado
que se consumió en Europa, en Asia y en Norteamérica.
Los mejores peces, los más nutritivos y deliciosos, el
mejor fruto del mar fue extraído desde estas aguas,
frente a las costas chilenas, en el Pacífico
Sudamericano. Pero junto con los peces, los consumidores
internacionales también comieron grandes y heroicas
historias de gente de mar, una cultura milenaria
heredada de los pueblos indígenas, un sistema de
distribución de las ganancias único en el mundo y que va
desapareciendo, y por supuesto las penas y el
sufrimiento que muchas veces genera la actividad de los
pescadores artesanales, en un océano, que a pesar de su
nombre, no es nada de Pacífico. El pescado hasta ahora
ha sido obtenido por hombres libres, no por empleados ni
patrones.</p>
<p>El alimento no es solo una colación, un bocado para el
estómago. El alimento tiene secretos universales, tiene
huellas de tiempo y geografía, tiene espiritualidad. No
es una mercancía, no vale lo que dice la cuenta del
restaurante, ni del supermercado. El alimento tiene otra
forma de cálculo, otros costos, otros precios, que la
nueva economía no contempla, otros valores que se
activan cuando, además del paladar, el olfato o la
visión, las personas despiertan los otros sentidos, la
memoria y la historia.</p>
<p>Pero esos otros valores, hace dos decadas han comenzado
a desaparecer. Hacia el mar, desaparecen los peces y
hacia la tierra desaparecen los pescadores, ahora por
los temporales neoliberales de la economía en constante
crecimiento y en permanente aumento de la producción. En
los gráficos de productividad, que siempre están al
alza, en estas nuevas leyes económicas, en las
excluyentes negociaciones entre pequeños pero poderosos
grupitos de familias empresariales aliadas a corruptos
sectores de gobiernos, parlamentarios y dirigentes,
naufragan las comunidades de pescadores de pequeña
escala.</p>
<p>Esto se aprecia en la mayoría de las comunidades
costeras de Sur América. Quizás por eso, algunos poetas,
artistas, y los mismos pescadores más lúcidos, llaman a
que “volvamos al mar”, como una forma de defender la
Tierra, defender el planeta, defender la Vida. Y por
supuesto, volver al mar no significa ir corriendo a
vivir a la costa, o hacerse marinero, o comprar un yate,
sino que recuperar el valor universal de los alimentos,
el valor real y mágico de los peces y los frutos del
mar, pero también respetar que las pesquerías son
patrimonio de la humanidad, de los pueblos, de la
ciudadanía, no de los empresarios ni de organizaciones
comerciales.</p>
<p><br>
</p>
<p><strong>PRIVATIZACIÓN DE LOS PECES</strong><br>
Pero aquí en Chile ocurrió en 2002 un hecho crucial que
debilitó con fuerza la cultura y soberanía alimentaria
de los pescadores artesanales. En ese momento los
dirigentes de ese entonces realizaron una lucha
histórica por defender la fuente de vida, la cultura, la
soberanía alimentaria y la economía de las comunidades
costeras. Porque lo mismo que ocurrió hace siglos en
“tierra firme”, la parcelación y la asignación de
derechos de propiedad privada sobre los territorios,
comenzó a ocurrir a fines del siglo 20 con el mar y sus
recursos. Se le llamó la “Privatización de los Peces”.</p>
<p>Entonces, través del sistema de asignación de Cuotas
Individuales Transferibles, cierta cantidad de peces
para ese año, y para el 2010 y para el 2050, serían de
propiedad de tal empresa o persona. La Ley impulsada por
Ricardo Lagos, presidente del segundo gobierno
socialista de la historia chilena, después de Salvador
Allende, fue apoyada por los grandes empresarios
nacionales y multinacionales, por los cuestionados
sindicatos de trabajadores de la industria extractiva, y
por un cuestionado sector de dirigentes de los
pescadores artesanales. En medio de todo esto, el
gobierno prometió y concretó nueva infraestructura
portuaria a diferentes caletas pesqueras y programas de
capacitación orientados a la exportación de las
producciones pesqueras. Divide para reinar fue la
consigna, pero además también el Estado impuso la
estrategia del “garrote y la zanahoria”, donde muchas
organizaciones “picaron” y mordieron el anzuelo
gubernamental y empresarial.</p>
<p>Pero hubo oposición y la Ley solo pudo aprobarse por 10
años y este 2011 nuevamente comienza la discusión acerca
de “si los peces tienen dueño”. La disputa ocurre
mientras Chile ya no es lo que fue: el quinto y en su
momento el tercer país productor y exportador de pescado
a nivel mundial durante toda la década de los ’90. Las
producciones han caído en el caso del jurel, principal
pesquería chilena, de 4,5 millones de toneladas anuales
en 1995, a 1,5 millones en 2002 y cerca de 300 mil
estimadas para este 2011. Y donde solo el 5 por ciento
de esta producción es para los pescadores artesanales y
el resto es para la gran industria que orienta esta
pesca a la fabricación de harina y aceite de pescado
para alimentar a salmones, aves y cerdos.</p>
<p>Así, las políticas, leyes y cifras, impactaron con
fuerza a las comunidades costeras. Más de 60 mil
pescadores y más de 10 mil mujeres pescadoras, más sus
familias y otros trabajadores asociados, ahora miran con
inquietud el mar, pero con enorme desconfianza y una
especie de bronca hacia la tierra, donde funcionan las
instituciones, las empresas y la economía global.</p>
<p>Sin embargo, también en la discusión actual en este
2011, sectores de dirigentes de la pesca artesanal,
están avalando la privatización de los peces, donde los
favorecidos siguen siendo los grandes empresarios. La
presidenta de la Conapach afirmó al diario Aqua.cl que
"en el último consejo nacional de la Conapach, todos
quienes estaban presentes votaron en contra de la
licitación. No lo habíamos querido transmitir hasta que
finalice la mesa pesquera y ahora estamos en condiciones
de hacerlo".</p>
<p>El diario Aqua.cl afirma además que la dirigente
aseguró que “muchos pescadores tenían temor a que con
una subasta pudiesen perder recursos, en vez de obtener
mayores beneficios”.</p>
<p>La pregunta es entonces ¿La privatización y no
licitación de los peces para el sector industrial fue
una imposición que por miedo los pescadores debieron
aceptar?</p>
<p>Este acuerdo impulsado por el ministro de Economía
Pablo Longueira, en su momento fue avalado por los
gobiernos de Ricardo lagos y Michelle Bachelet, y es una
más de las tantas medidas propuestas en tiempos de la
dictadura de Pinochet.</p>
<p>Toda esta nueva discusión además ocurre cuando ya
sectores empresariales están exigiendo que se elimine la
categoría legal de pescador artesanal, tal como lo ha
señalado la editorial del diario La Tercera el 1 de
octubre. Frente a este desafío es importante saber cómo
se consideran los propios pescadores artesanales y sus
dirigentes. ¿Cuántos siguen pensando y actúan como
tales?, ¿Cuántos están contentos con ser considerados
como "empresarios pesqueros " o "emprendedores"?. Y
¿Cuántos están felices de ser considerados como
trabajadores, obreros o empleados?</p>
<p>La pesca artesanal está viviendo momentos de
definiciones brutales y decisivas. ¿Seguirán siendo
comunidades o avanzarán a ser asociaciones
empresariales?</p>
<p><br>
</p>
<p><strong>HOMBRES Y MUJERES LIBRES O EMPLEADOS<span
class="Apple-converted-space"> </span></strong><br>
En medio de toda esta discusión sobre privatización de
los peces, la sobreexplotación y el saqueo de las
pesquerías continúan. ¿Cómo fue posible que el pescado,
considerado en su tiempo la “proteína de los pobres”
comenzara a ser una “delicatesen” para los sectores más
adinerados? ¿Cómo es posible que millones y millones de
toneladas de peces fueran transformados en harina de
pescado para que en una relación de 5 a 1, es decir 5
kilos de jurel sean necesarios para lograr 1 kilo de
salmón? ¿Cómo es posible que los peces tengan dueño y
que si los herederos de las artes de pesca, los
responsables del abastecimiento para la ciudadanía
nacional, los pescadores artesanales ahora sean
considerados hasta ladrones si van a pescar sin cuota
asignada? ¿Cómo revertir esta situación?</p>
<p>Estas son algunas de las preguntas que rondan, penan,
pero hacen que la derrota no se sienta como eterna y se
transforme en el desafío de revertir este abuso de poder
generado por un pequeño pero poderoso grupo de familias
empresariales aliados a políticos corruptos y
cuestionados dirigentes.</p>
<p>En las caletas chilenas el viento fuerte del mar sopla
preguntando una y otra vez. Atizando la mente de los
pescadores y pescadoras. Las reuniones sindicales siguen
sucediendo en encuentros cada vez más angustiosos. Las
faenas son lentas e inciertas. Los santos siguen mirando
al mar, pero tratando de hacerse hombres para caminar,
para marchar, para protestar contra quienes siguen
presionando para privatizar los peces, esta vez ya de
manera indefinida, para siempre.</p>
<p>Las injustas leyes y el dinero se enfrentan a la
identidad cultural en las costas chilenas. Los
pescadores tejen redes, reparan sus embarcaciones y
conversan buscando fórmulas para, a pesar de todos los
esfuerzos de privatización pesquera y de ser expulsados
de sus territorios, se mantengan visibles y de pie.
Porque su lucha es para que cuando uno consuma pescado,
vea que ahí están las manos de las mujeres encarnadoras
que preparan y limpian los espineles y las redes de los
hombres de mar. La lucha es para que además de mirar el
alimento en el plato, se vea que en la costa hay
comunidades solidarias. Para que cuando uno consuma
productos del mar, extraídos desde el Pacífico
Suramericano, sepa que este alimento fue generado por
hombres y mujeres libres, no por empleados o
empresarios, que paradojalmente sus padres fueron
pescadores artesanales libres.</p>
<p>La lucha es por la vida, por el intercambio en vez del
abusivo comercio, por la solidaridad, en vez de los
derechos de propiedad. La lucha es por “volver al
mar”.*****FIN*****</p>
<p><br>
</p>
</td>
</tr>
</tbody>
</table>
</span>
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</html>