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<DIV>En el área ambiental no hay diálogo entre la sociedad civil, la comunidad
científica, el gobierno y el Parlamento, dice <EM>Carla Almeida.</EM><BR><FONT
size=4>Radar Latinoamericano: Política ambiental y deforestación</FONT></DIV>
<DIV class=author>Carla Almeida </DIV>
<DIV class=source>21 febrero 2013 | <A class=langcodes_en
href="http://www.scidev.net/en/latin-america-and-caribbean/opinions/latin-america-analysis-environmental-policy-and-deforestation.html">EN</A> </DIV>
<DIV class=date><A
href="http://www.scidev.net/es/latin-america-and-caribbean/opinions/radar-latinoamericano-pol-tica-ambiental-y-deforestaci-n.html">http://www.scidev.net/es/latin-america-and-caribbean/opinions/radar-latinoamericano-pol-tica-ambiental-y-deforestaci-n.html</A></DIV>
<DIV class="article_content cf">
<P>En un año marcado por las malas noticias en el área ambiental —la aceleración
del derretimiento de los casquetes de hielo polares, la pérdida de <A
href="http://www.scidev.net/es/agriculture-and-environment/biodiversity/">biodiversidad</A>,
el fracaso de la negociación de los acuerdos climáticos, entre otras—, la
divulgación de datos que muestran una reducción significativa de la
deforestación en la Amazonía, uno de los biomas más importantes del planeta,
llegó como un respiro al final de 2012.</P>
<P>Según estimaciones del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales
(Inpe) —organismo brasileño que lleva a cabo programas de vigilancia vía
satélite en la región—, 4.600 km<SUP>2</SUP> de selva en territorio brasileño
fueron <A
href="http://www.scidev.net/es/agriculture-and-environment/deforestation/">deforestados</A>
entre agosto de 2011 y julio de 2012, una caída de 27 por ciento en relación con
el mismo período del año anterior.<BR><BR>Las cifras fueron anunciadas durante
la Conferencia sobre el Clima realizada en noviembre en Doha (Qatar), donde se
llamó la atención sobre los esfuerzos brasileños para combatir el cambio
climático. <BR><BR><A
href="http://www.scidev.net/en/news/www.brazil-hopes-to-significantly-cut-deforestation-by.html">La
meta voluntaria de Brasil</A>, que tiene a la deforestación como el principal
factor de emisión, es reducir la expansión anual de la zona de tala ilegal en la
Amazonía a 3.900 km<SUP>2</SUP> en 2020. Con el nuevo índice estaría faltando
apenas una reducción de cuatro por ciento para que el país alcance la
meta.<BR><BR>La celebración, sin embargo, duró poco. Los sistemas de alerta
mensuales de deforestación de la Amazonía ya indican un disparado aumento en la
región en los últimos cinco meses de 2012. <BR><BR>Según datos registrados por
satélites de la ONG Imazon entre agosto y diciembre, se deforestaron 1.280
km<SUP>2</SUP> de bosques, un aumento de 127 por ciento en relación con el mismo
período de 2011.<BR><BR>Pero, ¿qué explicaría un cambio tan radical en el
escenario ambiental brasileño? ¿El aumento de la deforestación no entraría en
conflicto con el compromiso del país para hacer frente al cambio climático? ¿Por
qué la preocupación cada vez mayor en Brasil y otros países de América Latina
por el ambiente —expresada en nuevas políticas ambientales y en la creciente
concientización social— todavía no se traduce en respuestas positivas y
duraderas para el sector?<BR><BR><STRONG>Política interna por política
externa</STRONG><BR><BR>Para quien solo sigue el papel de Brasil en las
negociaciones internacionales sobre el ambiente, las noticias sobre el aumento
de la deforestación en la Amazonía pueden haberlo sorprendido. Pero para quien
ve de cerca las acciones internas en el área tal vez no resulten tan
extrañas.<BR><BR>Al mismo tiempo que Brasil construye una imagen global de país
fuertemente involucrado en la discusión ambiental, internamente estimula la
exploración de petróleo, promueve el retorno a la minería —incluso en la
Amazonía—, recurre a las termoeléctricas y aprueba legislación que flexibiliza
las leyes ambientales estrictas. <BR><BR>De estas medidas vale destacar el <A
href="http://www.scidev.net/es/agriculture-and-environment/forestry/news/brasil-aprueba-ltimo-c-digo-forestal.html">nuevo
código forestal</A>, promulgado por la Presidenta Dilma Rousseff en octubre de
2012, después de 13 años de debate en el Congreso y tres años de intensas
disputas entre los ambientalistas, los ruralistas y el gobierno.<BR><BR>La ley,
cuya versión anterior era de 1965, reglamenta el uso de la tierra y establece
dónde debe mantenerse la vegetación nativa. Por la presión de los ruralistas
—grupo que tiene gran poder político en Brasil—, eso se modificó para,
supuestamente, adecuarse a las nuevas exigencias de productividad y
competitividad en el siglo XXI.<BR><BR>Redactado por los principales interesados
en el agronegocio, sin participación de la comunidad científica —que ofreció,
repetidas veces, <A
href="http://www.scidev.net/es/news/cient-ficos-brasile-os-piden-cambios-al-c-digo-forestal.html">aparentemente
en vano</A>, datos que apuntan a las inconsistencias técnicas de la propuesta—
ni de la sociedad civil, el texto reduce la fracción de vegetación nativa a ser
preservada en propiedades rurales, dejando de lado la vegetación alrededor de
los cursos de agua intermitentes y cambia el pago de multas derivadas de la
recuperación de áreas degradadas.<BR><BR>Algunos vetos importantes hechos por la
presidenta brasileña —como la prohibición de repoblar con especies frutales
exóticas y la amnistía total a los pequeños productores que deforestaron
ilegalmente antes de 2008— impidieron que la nueva ley se transformase en una
verdadera catástrofe ambiental, pero los ruralistas con peso en el Congreso ya
se movilizan para revertir los puntos perdidos en la disputa.<BR><BR><STRONG>El
caso boliviano </STRONG><BR><BR>Brasil no es el único país latinoamericano que
presenta novedades en la legislación ambiental. El Presidente de Bolivia, Evo
Morales, promulgó en enero de este año la <A
href="http://www.scidev.net/en/news/bolivia-convertir-reas-deforestadas-en-agr-colas-.html">nueva
Ley de Apoyo a la Producción de Alimentos y Restitución de Bosques</A> con el
objetivo de reglamentar el uso del suelo en la Amazonía boliviana.<BR><BR>De
acuerdo con la nueva ley, para reducir las multas y evitar que sus tierras sean
confiscadas por el Estado, los productores que deforestaron ilegalmente antes de
2011 tendrán que reforestar durante cinco años las áreas taladas y/o producir
alimentos que proveerán al mercado interno por el mismo período. Con esto,
Morales pretende aumentar hasta en 20 por ciento la tímida producción de
alimentos del país, sin sacrificar el ambiente.<BR><BR>A pesar de las buenas
intenciones y la recepción positiva de la ley en el sector productivo de
Bolivia, <A href="http://news.mongabay.com/2013/0128-bolivia-land-use-law.html#"
target=_blank>hay quienes ponen en duda</A> la eficacia de las nuevas medidas,
en un país marcado por índices crecientes de deforestación, poca fiscalización y
fuerte lobby de la agroindustria. <BR><BR>Algunos lo ven como un amortiguador de
la <A
href="http://www.scidev.net/es/latin-america-and-caribbean/news/temen-rezago-por-ley-que-proh-be-semillas-gm-en-bolivia-.html">recientemente
sancionada Ley de la Madre Tierra</A>, más exigente en relación con la
conservación y otras cuestiones ambientales, y creen que puede llegar incluso a
incentivar más deforestación, pues crea precedentes para futuras amnistías a las
actividades ilegales.<BR><BR>En Brasil ya hay quien asocia las altas tasas de
deforestación en los últimos meses con la aprobación del nuevo código
forestal.<BR><BR><STRONG>Fiscalización, conciliación y
compromiso<BR></STRONG><BR>Los casos de Brasil y Bolivia ayudan a explicar el
modesto impacto de las <A
href="http://www.scidev.net/es/agriculture-and-environment/environmental-policy/">políticas
ambientales</A> y de la concientización social para las cuestiones del sector en
América Latina.<BR><BR>En primer lugar, observamos que no siempre las nuevas
medidas que dicen ser ambientales están efectivamente dirigidas a conservar el
ambiente. Algunas de ellas surgen, al contrario, para flexibilizar leyes más
estrictas que no fueron respetadas en el pasado, lo cual nos lleva al segundo
punto.<BR><BR>No faltan en los países latinoamericanos los marcos legales, los
programas gubernamentales ni las políticas públicas para proteger el ambiente.
Lo que falta son recursos, infraestructura y, sobre todo, voluntad política para
implementar correctamente estas directrices, fiscalizarlas y garantizar su
adecuada ejecución.<BR><BR>También vemos que la fuerza política de algunos
sectores de la sociedad, cuyos intereses van directamente en contra de las
acciones de conservación del ambiente, han contribuido al fracaso de esas
medidas. Nadie niega que los países necesitan aumentar su <A
href="http://www.scidev.net/es/agriculture-and-environment/environmental-policy/">producción
agropecuaria</A>, ya sea para alimentar a su población o incrementar su balanza
comercial, pero asociar ese aumento a una mayor deforestación es la peor
opción.<BR><BR>Para preservar realmente el ambiente será preciso aprender a
conciliar la creciente demanda por alimentos y los intereses relacionados con el
agronegocio en América Latina, las necesidades globales de mantenimiento de la
biodiversidad y la reducción de las emisiones de <A
href="http://www.scidev.net/es/climate-change-and-energy/greenhouse-gases/">gases
de efecto invernadero</A>.<BR><BR>Por último, identificamos una profunda falta
de diálogo entre la sociedad civil, la comunidad científica, el gobierno y el
Parlamento en los procesos de toma de decisiones mencionados. Para transformar
la conciencia ambiental en acción, los ciudadanos tendrán que conquistar el
espacio que les corresponde por derecho en las discusiones y decisiones sobre el
ambiente en que viven y el futuro del planeta.</P>
<P> </P>
<DIV style="WIDTH: 65px" class="article_image article_image_left"><IMG
title="Carla Almeida" alt="Carla Almeida"
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<P><EM>Carla Almeida es periodista científica brasileña y ha colaborado con
</EM>SciDev.Net<EM> desde 2005. Actualmente es editora de</EM> <A
href="http://www.cienciahoje.org.br/" target=_blank>Ciência Hoje en
línea</A><EM>, un sitio web de comunicación de la ciencia, y hace
investigaciones en el área de la comprensión pública de la
ciencia.</EM></P></DIV></FONT></BODY></HTML>