[OANNES Foro] Dinamiteros del mar de San Andrés se abastecen en Nasca. Perú

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Lun Mar 16 05:18:45 PDT 2009



AL DESTAPE CRIMEN ECOLÓGICO

Dinamiteros del mar de San Andrés se abastecen en Nasca

El Comercio detectó los puntos de venta de cartuchos de dinamita en la caleta. Los explosivos son utilizados en la extracción ilegal de pescado en Pisco.

 

El distrito pisqueño de San Andrés (Ica), ubicado muy cerca de la Reserva Nacional de Paracas (RNP), es “una bomba de tiempo” a punto de estallar si las autoridades no hacen algo para evitarlo. Allí la dinamita es vendida como pan caliente por inescrupulosos comerciantes que, de esta manera, alientan la ilegal extracción de pescado a cargo de depredadores a quienes se los conoce como dinamiteros o mal llamados “bomberos”. 

La venta de cartuchos de dinamita de procedencia ilícita se realiza impunemente todos los días en la caleta de San Andrés desde hace cinco años y tal vez más.

Se ofrece en las viviendas de conocidos personajes del lugar, las cuales se ubican en medio de populosos barrios donde habitan numerosas familias de modesta condición y donde juegan decenas de niños sin imaginar el peligro al que están expuestos.

Frente a esta situación, en la caleta de San Andrés nadie se inmuta, incluso hay vecinos de estos mercaderes de la muerte que se han hecho cómplices vigilando día y noche a cuanta persona o vehículo ajeno al barrio se atreva a pasar o a indagar por los alrededores.

Durante varios días un equipo periodístico de El Comercio realizó un trabajo de investigación sobre los puntos de venta y detectó unas siete viviendas donde se expende esa mercadería.

Cuando los dinamiteros quieren salir a depredar, especialmente en noches de luna, no tienen más que acudir a la vivienda de un sujeto conocido como “Cholo Sapo”, ubicada en la tercera cuadra de la calle Santa Cruz, o a la casa de “Tim”, que está en la manzana A del asentamiento humano Jorge Chávez (frente a un parque).

Otros puntos de venta conocidos son la casa de “Gonzalo”, en la última cuadra de la calle Independencia, y la de “Cavero” (que anteriormente fue detenido por utilizar explosivos), en la quinta cuadra de la calle Bolivia. Del mismo modo, en la séptima cuadra de la calle Chosica se ubican dos puntos: la vivienda de “Poca Ropa” y, en la vereda del frente, el inmueble de un sujeto conocido como “Mozo”. Por último, en la octava cuadra de la calle San Martín, está la casa de “Brillantina”, otro individuo sindicado como vendedor ilegal.

LA LEY DEL SILENCIO
Para evitar ser puestos al descubierto en su criminal negocio, estos sujetos han adoptado algunas medidas de precaución. Entre sus amigos, especialmente entre los delincuentes dinamiteros, han hecho correr el rumor de que si alguien los denuncia, ellos tomarán represalias muy fuertes. Así es como tienen atemorizado a medio mundo.

Realizan sus ventas tan solo a personas conocidas, previas coordinaciones telefónicas. No hacen negocio con cualquiera para evitar los “soplos”. En algunos casos, pero solo para sus clientes de confianza, la venta es bajo el sistema “delivery”. Es decir, la dinamita es llevada por ellos hasta el lugar donde los “bomberos” se van a embarcar.

La comercialización, por lo general, es en horas de la noche, pues de esta manera los vendedores de explosivos procuran que la oscuridad juegue a su favor.

El precio de un cartucho armado, es decir, con mecha y fulminante adicionado y listo para su uso, es de S/.5. En promedio, por cada uno de estos productos los vendedores ganan S/.2. 

El negocio, como se puede ver, es lucrativo si se considera que, por día, pueden tener hasta tres ventas de 20 cartuchos cada una. ¿Y de dónde sacan la dinamita? Todo parece indicar que los explosivos son llevados a ese lugar desde Nasca. Al menos así lo señalan varias personas a quienes consultamos. Y es que hasta esa localidad bajan muchos mineros informales y también formales inescrupulosos, para comprar explosivos ilegalmente.

En la carretera entre Nasca y Pisco o San Andrés, los decomisos de dinamita por parte de la policía no son muy frecuentes. El año pasado, por ejemplo, la Policía de Carreteras hizo cinco decomisos, de los cuales solo cuatro fueron reportados a la Dirección General de Control de Servicios Seguridad, Control de Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil (Dicscamec), entidad del Ministerio del Interior que, por ley, debe conocer esas incautaciones.

Policía no entregó parte del decomiso
Entre marzo y diciembre del 2008, la Policía Nacional del Perú (PNP) que opera en la zona de Nasca realizó cinco decomisos de explosivos (2.099 cartuchos de dinamita, 1.601 metros de mecha lenta y 1.270 fulminantes), de los cuales solo un cargamento fue puesto a disposición de la Dicscamec, pese a que la ley señala que la totalidad del material debe pasar a esa dirección.

En efecto, en distintas fechas la Policía de Carreteras llegó a decomisar esa cantidad de explosivos, pero los jefes de la comisaría PNP de Nasca solo depositaron en la Dicscamec 316 cartuchos y 500 metros de mecha lenta.

Del resto, el general Tomás Chumacero (jefe de la Región Policial de Ica y además delegado de la Dicscamec en esa ciudad) no tenía conocimiento, puesto que el jefe de la comisaría de esa ciudad, comandante Daniel Sánchez Millán, había obviado informarle.

Ante el pedido de información de El Comercio, el general Chumacero demandó inmediatamente una explicación al jefe provincial e incluso ordenó una investigación a cargo de inspectoría. Las primeras conclusiones fueron que, efectivamente, no se había llevado a la Dicscamec buena parte del material. “Hay una omisión que investigaremos”, anunció el general Chumacero al tiempo de indicar que el jefe responsable podría ser sancionado. 

En su descargo, el comandante Sánchez manifestó que solo se habían hecho gestiones verbales para depositar esos decomisos en la Dicscamec, pero no mostró documentos que respaldasen tales afirmaciones. En todo caso, afirmó que los explosivos y los fulminantes estaban en el almacén de su comisaría. 

Mostró 1.783 cartuchos, 1.270 fulminantes y 1.101 metros de mecha lenta que guardaba en el almacén. Sobre ellos, sin embargo, nos quedó la duda de si ese fue el material decomisado o son artefactos repuestos apuradamente ante una inminente investigación. Y es que ni los cartuchos ni los fulminantes tienen número de serie que los individualice.

ASÍ OPERAN LOS DELINCUENTES
Los explosivos salen de Nasca, pasan por Ica y terminan en San Andrés
Además de los siete puntos de venta ilegal de explosivos detectados, en San Andrés existe toda una red mafiosa que se encarga de la comercialización y distribución no solo de ese material, sino también del pescado dinamitado.

Como ya hemos dicho, los explosivos, por lo general, llegan desde Nasca burlando todo control. Luego de ello, una de las vendedoras más conocidas, de apelativo “Gena”, se encarga de distribuir la mercadería entre sus familiares a quienes los lugareños conocen como “Barbón”, “Negro” y “Cabeza”, que ya han purgado prisión.

“Brillantina”, otro conocido vendedor, compite con “Gena” a pocas cuadras de su casa en la calle San Martín. Ese sujeto se encarga de distribuir las cargas explosivas para su reventa, a sus socios “Poca Ropa” y “Cabrero”. Ambos depredadores cayeron el pasado 12 de febrero tras una intervención de los guardaparques de la Reserva Nacional de Paracas (RNP), pero fueron liberados en menos de 24 horas por el juez Luis de Lama Villar.

“Cholo Sapo” tiene como principal abastecedor a su cuñado “Grecia”. Pero también está metida en este ilegal negocio una mujer a quien los sanandresinos conocen como la “Tía Judith”.

Estos vendedores y depredadores no podrían realizar su ilegal actividad si no contaran con compradores mayoristas, que no solo les adquieren el pescado dinamitado y lo trasladan principalmente al terminal pesquero de Ventanilla en el Callao, sino que, además, les pagan por adelantado. Son conocidos en San Andrés hasta tres mayoristas: “María Eugenia”, “Sulca” y “La Huachana”. La primera es propietaria de tres camiones frigoríficos que llevan un sugestivo nombre que alude al patrón iqueño. 

“Sulca”, que envía su carga a Lima en las cámaras de “María Eugenia”, compra a todos los dinamiteros sin distinción alguna, mientras que “La Huachana”, que posee dos camiones frigoríficos que llevan los nombres de dos santas, le compra pescado a “Poca Ropa”, “Brillantina” y a otros conocidos “bomberos”.

 

EL DATO
Bolicheras también
Se sabe que algunas embarcaciones anchoveteras también emplearían dinamita para capturar toneladas de esa especie.




Toribio Mamani Machaca 
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