[OANNES Foro] Proteína Barata

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MALA LECHE
Por : Olger Linares
 
Hasta hace unos 10.000 años todas las poblaciones humanas eran cazadoras-recolectoras. Con la domesticación de los animales (comenzamos con el lobo para obtener perros), se empezó a considerar la leche como alimento. La leche es un alimento de infantes. Para digerir la lactosa (el azúcar de la leche) hace falta una enzima, la lactasa. La producción de la lactasa se desactiva en los niños aproximadamente a los 4 años. La leche fresca cae mal a los adultos, provocándoles flatulencia, retortijones en el estómago, vómitos, diarreas, etc. Pero no a todos. La especie humana se ha ido “domesticando” con las generaciones, las cuales al igual que nuestros lobos domesticados (perros) también han cambiado sus genes. Richard Dawkins afirma que la tolerancia a la lactosa se ha desarrollado en algunas tribus, como los tutsis, zulúes y tuaregs en África, y algunas tribus europeas. Del otro extremo se encuentran los pueblos que han conservado la normal
 intolerancia a la lactosa, como los chinos, japoneses, inuits (anteriormente llamados esquimales), los nativos americanos, aborígenes australianos, iraníes, libaneses, turcos, tamiles, tunecinos, etc.  
¿Cómo se hizo esta selección natural en los humanos adultos? Quizá en épocas de hambruna, los humanos que mejor resistían la ingesta de leche tuvieron mejores posibilidades de sobrevivir y procrear. Esta adaptación es un fenómeno cultural ligado a la evolución en la domesticación de vacas, ovejas y cabras.
En nuestro medio es evidente que la intolerancia a la lactosa alcanza proporciones elevadas, se habla de niveles de 50 a 70%. La razón es muy simple, nuestros antepasados directos cercanos son asiáticos. Por regla general, los pueblos que no toleran la lactosa no tienen una historia de pastoreo. 
Cuando se cuaja la leche o se la transforma en queso, las bacterias eliminan casi toda la lactosa. Hoy en día es muy fácil encontrar en el mercado leche sin lactosa, eliminada por procesos industriales.
Es muy loable la campaña del vaso de leche, pero de buenas intenciones está empedrado el infierno. ¿Cuál es el balance del costo beneficio de otorgar leche a nuestros niños en las escuelas o clubes de madres? ¿Cubre un vaso de leche los requerimientos nutricionales de un infante en edad escolar?
De otro lado, la perversa paradoja de ser un país exportador neto de proteínas de pescado y tener nuestra niñez postrada en la desnutrición, debería imponernos la obligación moral de destinar parte de estas proteínas a nuestra niñez. Un niño desnutrido en sus primeros años de vida, acarreará el resto de sus días problemas de toda índole, pasando por los de aprendizaje, desarrollo mental y consecuente inserción en la sociedad. A cierta edad, aunque se pongan a su disposición todos los alimentos posibles, el daño resulta irreversible.
Hay muchos medios para otorgar pescado a los niños en las escuelas, sin pasar por el enlatado: concentrados proteínicos, pastas y galletas enriquecidas con harina de pescado desodorizada, etc. Sólo falta la decisión política. Y mejor nos olvidamos del bien intencionado vaso de leche. La leche de vaca es para los terneros.
    Raúl 
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