[OANNES Foro] Artículo "Rey Errado"

salomón manzur scmanzur en hotmail.com
Mar Ago 28 15:40:23 PDT 2012







Revista “Vox
Populi” – Agosto 2012

Año 1 No. 2

Sr. Salomón Manzur
Salgado

 

REY ERRADO

 

Señor Director de la Revista
Vox Populi:

 

He enviado la siguiente carta
al ex ministro Rafael Rey en relación a los comentarios efectuados en su
programa “Rey con Barba” la noche del viernes 13 de julio sobre una nota
periodística publicada en la revista Vox Populi:

Señor Rey, he tomado
conocimiento de algunos comentarios vertidos por usted en su programa de
televisión donde no se mencionan nombres pero se hace alusión a un empresario
pesquero que escribe sobre aspectos polémicos de la denominada Ley de Cuotas
asignados a los armadores pesqueros.

En las referencias dadas por
usted le da especial relevancia a los comentarios escritos del empresario
pesquero aludido en la indicada edición de su programa.

Usted ha señalado que los
comentarios en general de ese columnista en particular son los que concitan su
atención y consideración, razones por las cuales los encontró merecedores de
mención en su programa.

No puedo expresarle sino
agradecimiento por si esas alusiones y distinciones están dirigidas a mi
persona.  Somos varios los columnistas
que nos ocupamos del sector pesquero y de la riqueza del mar peruano, fuente de
alimentación abundante en cantidad y propiedades nutricionales. 

Esa riqueza es tan real y
disponible que el primer cuestionamiento que surge no proviene de los
columnistas sino en el extremadamente bajo nivel de consumo del alimento más
saludable conocido por el hombre, en los sectores medios de nuestra población
frente a su casi inexistente consumo en los sectores menos favorecidos en los
cuales la desnutrición deja sus huellas indelebles.

Como referencia a esta
reflexión le diré que nuestro primer puerto, el Callao, tiene la tasa más alta
de desnutrición.

Esa población del Callao y
otras del litoral pueden oler, literalmente, los vapores penetrantes del
procesamiento de nuestras especies marinas destinadas a la alimentación de
animales, más no la pueden consumir como hicieron sus padreas y sus abuelos en
tiempos en que el pescado era la fuente de riqueza nacional mejor compartida
entre los peruanos indistintamente.

Usted, podrá verificar mis
apreciaciones y encontrará que incluso las cifras oficiales son de verdadero
pavor.

Señal de que la mejor
intención plasmada en nuestra legislación, que en su última versión se le
conoce como Ley de Cuotas, no restituye el derecho de todos los peruanos de
acceder a la mejor fuente alimenticia que conoce el mundo.  

Ese punto crucial de la
administración de nuestros recursos naturales son materia recurrente en las
conversaciones entre empresarios pesqueros quienes han empezado a comprender y,
especialmente, a comprobar, a la luz de experiencias empresariales realmente
elogiables, que incluso la alternativa de la industria pesquera no está en la
quema de miles de toneladas de anchoveta aplastada o no aplastada, sino en el
tratamiento tecnificado de cada ejemplar que realmente produce réditos a la
empresa privada y al mismo tiempo un mejor uso de este recurso nacional.

Este planteamiento no lo hago
recientemente, lo vengo haciendo desde que fui presidente de la Sociedad
Nacional de Pesquería, hace 32 años.  La
industria alimentaria ha dado un vuelco total, a tal extremo que en nuestro
país vecino más próximo, la acuicultura es un fenómeno productivo de
proporciones que ni siquiera se avizoran en nuestro país.

En mi propia experiencia
empresarial, fui de los primeros en asignarle recursos progresivos a la
industria conservera de alta calidad.

Sin embargo, esa opción
empresarial plantea mayores exigencias tecnológicas, financieras, comerciales,
publicitarias, gerenciales y hasta personales en las que no todas las empresas
del sector están dispuestas a invertir porque ciertamente es más fácil, simple
y de pronto retorno la quema de anchovetas (aplastadas o no) en la producción
de harina.

Eso hace de que en teoría mis
planteamientos tengan mucha acogida entre mis amigos y colegas pesqueros, pero
en la práctica reciba como respuestas mediatizadas algunos comentarios
socarrones.

Finalmente, encuentro que
entre sus cifras y las mías hay diferencias que usted mismo se ha encargado de
resaltar.  Lo cierto es que mis cifras
provienen de fuentes oficiales.  La
invitación que usted gentilmente me cursa para acudir a su programa la tengo
muy en cuenta como el hecho mismo de que nuestro debate consumiría buena parte
del escaso tiempo de la televisión en la conciliación de sus cifras con las
mías; que, como le indico, provienen de los organismos oficiales.  Lo que me parece importante para todos los
efectos de cualquier debate, sin importar el escenario, es empezar con una
información que usted mismo lo ha aceptado y tomado por cierto porque es
innegable:  la evasión tributaria de uno
de los sectores económicos más serios y solventes del país.

No se trata de cualquier
infracción, sino de un delito tan grave como el hecho mismo de que se acepte y
hasta tolere con naturalidad cuando en otros países no muy distantes al nuestro
ya estarían desfilando sus principales responsables y beneficiarios directos e
indirectos del delito que se sanciona por igual e independientemente del monto
de su ilícito beneficio.

CUATROCIENTOS MILLONES DE
DÓLARES SÓLO EN UN AÑO DE EVASIÓN TRIBUTARIA EN EL SECTOR PESQUERO ES DE POR SI
UN INDICADOR NEGATIVO que afecta al conjunto y a quienes hacemos empresa con el
mismo insumo aplicado en sus diferentes modalidades de producción.  Esto nos pone a los peruanos frente a otro
caso latente de conflicto social atizado además por los elevados índices de
impunidad que solamente puede ser alentado y/o compartido por los beneficiarios
del delito que en este caso específico tiene ribetes de lesa humanidad porque
esos cuatrocientos millones equivalente a todo el pescado hasta hoy ausente en
los hogares peruanos lacerados por la desnutrición.

Nuestra condición de
cristianos no nos permite ser complacientes frente a un hecho de tal
magnitud.  La multiplicación de los peces
alcanza a todos y no para hacerla objeto de un ilícito a escala nacional.

Por eso mismo entre mis
emprendimientos personales también tengo considerado el programa de televisión
propio.

Comparto con usted la
preocupación por un sector que hace algunas décadas ubicó al país en el mapa de
la producción mundial.  Ahora debemos
pasar a la ocupación de encontrar puntos en común para que ese sector avance
cualitativamente dentro y fuera de nuestras fronteras.  La solución parte por una labor de difusión.  Usted ya cuenta con un programa propio y
podrá llevar la delantera en el tratamiento de este delicado asunto de la
millonaria evasión que no le hace ningún bien al sector pesquero ni al país.

Una vez instalado en mi
programa complementará lo que usted haya avanzado hasta entonces, momento en el
que responderé con la misma cortesía a su cordial invitación.

 		 	   		  
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