[OANNES Foro] Exposicion de Luis Banchero Rossi

Carlos Córdova carloscordovac en yahoo.com
Mie Mayo 22 19:22:02 PDT 2013



Señor
Francisco Miranda Avalos:
 
Permítame
una introducción a la Exposición planteada por Luis Banchero Rossi, ante el
gobierno revolucionario de las fuerzas armadas, el 08 de mayo de 1969, que
adjunto para conocimiento de la opinión pública, sobre todo de quienes seguimos
opiniones en Oannes.
Cabe
recordar que el Foro de su presidencia se inició un día similar al movimiento
de L.B.R. -11 de octubre- 
Así
como los reiterados artículos que envié al foro sobre la importancia de la
implementación del Ministerio de Pesquería, que se suprimió con el cuento que
otros cuatro ministerios se iban a integrar.
Asimismo,
el elevado concepto que siempre tuve sobre L.B.R. quien comenzó desde nada en
la pesquería para Consumo Humano Directo en Chimbote, primer puerto pesquero
del mundo.
Por
ultimo, es increíble que el Gran Capitán de la Pesca no tenga hasta ahora un monumento, como sí
lo tienen el pescador y el trabajador de la siderúrgica, todas son promesas
incumplidas de las autoridades de Chimbote.
 
Carlos
Córdova Cerrón
Actualidad
Pesquera 
 
 
 

Exposición ante el Gobierno
Revolucionario de las Fuerzas Armadas
08 de mayo de 1969
 
La Sociedad Nacional
de Pesquería congratula al Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas y al
señor Ministro de Agricultura por el permanente y constructivo diálogo
entablado con el sector privado para el estudio y solución de los problemas
nacionales, así como a los Ministros de Hacienda y de Trabajo que asistieron a
su apertura con amplio espíritu de comprensión de los problemas sectoriales.
 
“EXTREMA GRAVEDAD EN EL ABASTECIMIENTO DE
ALIMENTOS”
 
Al iniciarse este Gobierno, tuve
oportunidad de fijar mis conceptos personales sobre lo que considero el más
grave de los problemas económico-sociales del Perú.  Puedo hoy repetir lo que escribí entonces:
 
“Los comentarios que de tanto en
tanto se hacen en el país y en el exterior sobre la gravedad de la crisis de
abastecimiento alimenticio del Perú y las cifras que las acompañan se han
repetido tantas veces, que la costumbre de considerar este problema como
insoluble a corto plazo ha inducido hasta ahora a los dirigentes a adoptar una
actitud de callada resignación cuando no de silencio deliberado y
derrotista.  Se ha supuesto que toda
solución firme, dedicada e inmediata, tendría que ser simultánea con la
explicación al pueblo de los errores en que ha venido incurriendo el Estado al
deprimir la producción agropecuaria, no promover la elaboración industrial de
alimentos, desoír las advertencias de estamos llegando a condiciones que sin
exageración pueden ser calificadas como catastróficas, permitir pasivamente la
sustitución de los productos alimenticios nacionales por los importados,
localizar el abastecimiento principalmente en el rubro de los alimentos de alto
precio y desplazar lenta pero seguramente el consumo hacia los que disponen de
medios para adquirirlos, con olvido de la necesidad nutricional de los que, por
carecer de esos recursos, se ven reducidos a una dieta absolutamente
insuficiente para subsistir.”
 
“Y tal supuesto es cierto, porque
no es posible ocultar por más tiempo esos errores, que por lo demás se repiten
en nuestro país desde hace varios lustros, aunque en verdad no se trata de
denunciarlos, sino de corregirlos y enmendarlos con medidas eficaces y urgentes
si se quiere evitar que precisamente lleguen como banderas demagógicas a los
sectores más damnificados.”
 
“Es evidente que la corrección de
las condiciones presentes requiere de una política constructiva cuyos
resultados sólo se obtendrán a plazo largo.  En efecto, no podría crearse una condición satisfactoria de
autoabastecimiento siquiera relativo en cuanto a los alimentos esenciales, sin
planes intensivos y de ejecución tenaz y prolongada sobre producción peruana de
cereales, arroz, carnes, etc., nada de lo cual es ni puede ser obra de un día
sino de años de rectificación planificada, de promoción en el sentido vertical
de tonificar la economía del productor y –lo que es más importante- en el
sentido horizontal de fomentar una vasta y capacitada economía de consumo”.
 
“No obstante, ni la más perfecta
planificación ni la más decidida determinación para ejecutarla serían ya
suficientes –sino a largo plazo- para atender una situación en extremo aguda
que está planteada con carácter plenamente actual y que demanda, además de esos
planes y medidas de orden quinquenal o decenal, una solución inmediata,
realista e impostergable.  “Se trata pues
literalmente de una situación que podría definirse como “hambre sectorial”
constituida por el aumento cuantitativo y cualitativo de la demanda con una
producción cada vez más insuficiente en ambos conceptos.”
 
“Es fácil llegar a la conclusión
de que hay una emergencia grave, cuyo solo enunciado podría acarrear al país
incalculable trastorno.”
 
“Como es incuestionable que el
país se encuentre ante una emergencia, se debe sin perjuicio por supuesto, de
las soluciones a largo plazo- encarar las medidas inmediatas que estén al
alcance de los gobernantes.  Y que se
planteen formas que no sean precarias o transitorias como la de aumentar las
importaciones, sino que tengan valor permanente e indefinido.”
 
“La producción clave tiene que
ser la que pueda fomentarse de manera más simple directa e inmediata y a costo
relativamente más bajo.  Características
tales puede ofrecer la pesquería”.
“Le corresponde esta función
porque en el Perú existe ya el nivel adecuado de eficiencia pesquera; porque el
país lo exige ante la más vital e importante de sus emergencias, como es la de
la falta de alimentos, el empleo a fondo de todos los medios disponibles para
la máxima explotación de sus recursos naturales.  Y porque en fin, lo exige también la hora
presente que vive el Perú frente al panorama internacional.”
 
“En las actuales circunstancias,
en que los países desarrollados han iniciado un masivo esfuerzo, una ‘verdadera
carrera hacia el mar’ para participar en mayores proporciones en la extracción
de pescado, es oportuno reconsiderar la posición del Perú en materia de
política económica pesquera.”
 
“Se ha repetido en muchísimas
oportunidades que somos los primeros productores de harina de pescado en el
mundo y consecuentemente los que mayores volúmenes extraemos del mar; esto que
es una verdad y que nos enorgullece, no debe hacernos olvidar, sin embargo, que
deberíamos dar también atención a la explotación de otras especies de un valor
mucho mayor.”
“Estamos pues situados ya en una
posición de desventaja frente a otros países, desventaja que se acentúa aún más
si se tiene en cuenta que en la carrera iniciada para la conquista de las
riquezas marinas, nuestro país no se encuentra en las actuales circunstancias
ni siquiera en la línea de partida en cuanto a pesca de consumo se refiere”.
 
Países como Rusia, Estados
Unidos, Japón, los países nórdicos, Canadá, Gran Bretaña y otros, han iniciado
ya un proceso en gran escala de inversiones destinadas a capturar peces donde
quiera que se encuentren.  Al mismo
tiempo, fundamentan sus intereses en principios doctrinarios, tales como el de
la ‘ocupación económica’, el de la ‘abstención’, que se aplicaría a los países
que pretendan pescar en zonas ya ocupadas y que hayan alcanzado el límite de
pesca sostenible, y el de la ‘tradición histórica pesquera’ que resumiría los
principios anteriores, todos los cuales conformarían una posición de dominio y
condominio de determinadas arcas de pesca a favor de un Estado o grupo de
Estados con exclusión de los demás”.
 
“Frente a estos planteamientos,
la defensa de los derechos soberanos del Perú sobre las 200 millas, que se
sustenta en claras normas jurídicas y en evidencias geográficas, alcanza la
plenitud de su significado con el contundente argumento de su explotación
económica.  En esa dimensión, la
explotación de nuestro mar, el mar peruano, no sólo podría satisfacer la
necesidad alimenticia interna, sino también las de orden mundial como es el
caso, hoy, de la industria harinera.  Esas 200 millas
que son definitivamente nuestras, ostentarán además de sus propios títulos, el
efecto innegable que lleva como sello realista todo derecho de propiedad: el
uso.
 
“Para ello, no cabe ninguna duda
que es necesario acrecentar la ‘conciencia pesquera’ que hoy recién empieza a
vislumbrarse en nuestro país.  Es
necesaria una mística de desarrollo, de audacia, de impulso hacia el futuro que
ayude a completar el ‘milagro de la pesquería peruana’.  Esa mística debe ser la inspiración de una
conducta que nos lleve a asegurar la participación peruana en las decisiones
respecto al abastecimiento mundial de proteínas, mediante la plena explotación
de nuestra cuarta región natural y económica: el mar territorial.
 
“En un programa nacional tiene
que mencionarse pues en primer término la pesquería para consumo humano.  Pero se trata de un riesgo de insoslayable
significación aún sin mencionar la inversión.”
 
“En esos riesgos figuran:
a.               la condición aleatoria por definición de la actividad
extractiva pesquera en cualquiera de sus aspectos.
b.               Indeterminación y aun el desconocimiento del potencial
extractivo.
c.               La inherente irregularidad del abastecimiento como
consecuencia de lo antes dicho.
d.               La ausencia de adecuados criterios promocionales.
e.               La desordenada y casi siempre exterminante acción de
agentes públicos como los municipios, las autoridades de mercados, etc., que no
se sujetan a planes de acción coherentes en sus respectivas esferas;
f.                La lucha contra incomprensivos prejuicios e inconvenientes
hábitos dietéticos arraigados en la población consumidora o que está llamada a
serlo, y
g.               Entre otros más, la ausencia de la infraestructura
necesaria para la descarga, el transporte, el almacenamiento, la distribución y
el expendio mismo.
 
“Afrontar el riesgo significa
pues no sólo exponer a resultados inciertos, y no pocas veces frustrados en el
pasado una inversión de considerable proporción sino plena confianza en la
eficiencia, firmeza y continuidad en la decisión, capacidad de coordinación
sobre fuerzas dispares y aptitud para alcanzar, con esfuerzo perseverante y
podría decirse, casi misionero, la colaboración  de todas las entidades paralelas y concurrentes del sector privado, de
la actividad sindical y de la autoridad misma en todas sus formas.”
“El precio que se pague por un
esfuerzo de tal clase estaría siempre justificado.  La pesquería puede en efecto permitir al Perú
la sustitución con ventaja de cualquier actividad económica del litoral que
resulte deprimida, desplazada u obsoleta en el curso del cambio económico que
vivimos.
 
“Nos corresponde ahora examinar
en detalle los diversos aspectos de la actividad pesquera y de su sector,
considerando en sus caracteres diferenciales los problemas que confrontan, los
objetivos que a nuestro juicio deben perseguirse y los medios que consideramos
del caso sugerir para realizarlos.  Para
ello debemos establecer, si quiera provisionalmente, tres grandes capítulos de
estudio y mencionar dentro de ellos los factores esenciales de organización,
nivel técnico, economía, inclusive comercialización y aporte humano o
comunicación social.  Se trata, en
sustancia, de incluir masivamente los productos del mar en la nutrición
nacional.”
 
	1. El medio más antiguo es la pesquería artesana, que tradicionalmente llevaba al hogar peruano el pescado fresco sin procesar.  En otras épocas esta pesquería pudo cumplir a medias su misión de abastecer la demanda del consumidor.  El veloz crecimiento de la población ha elevado las expectativas de una mayor producción a términos que distan mucho de las posibilidades artesanales.  El factor organización es en este, como en otros campos, el elemento esencial para corregir el desequilibrio.  De las comunidades pesqueras primitivas hemos pasado a un estatus en el que hemos olvidado todo lo que significa organización.  La pesca artesanal no ha podido, ni por operatividad ni por el mecanismo “sui generis”, que norme su actividad comercial adecuarse al ritmo de eficiencia y consecuentemente de abastecimiento, tanto cuantitativo como cualitativo, que exigen las crecientes necesidades alimenticias del país. 
 
Debido a los hábitos alimenticios
y al propio significado de la pesca artesanal, por la cantidad de pescadores
que ocupa y el valor económico que representa, estimo que el Estado no solo
debe mantener sino alentar esta importante actividad artesanal; formulación del
censo gremial y de estadísticas seguras crédito para renovación y aumento de
embarcaciones y adquisición de equipos modernos de trabajo y seguridad;
entrenamiento; responsabilidad ante seguros colectivos de vida, de riesgos
marítimos, construcción de la infraestructura portuaria requerida;
establecimiento de cámaras frigoríficas y transportes adecuados desde los
terminales hasta las distancias criticas de conservación y transferencia al
consumidor; regulación racional de las cifras relativas a un eventual pero
frecuente exceso de producción y un mercado que no llega a aprovecharla por
defectos de comercialización; elevación de la capacidad económica del pescador
y promoción de su nivel familiar y social; aprovechamiento máximo y ordenado
del funcionamiento de los terminales pesqueros y otras metas que podrían
señalarse, tales como la eliminación de intermediarios artificiales; creación
de una conciencia pesquera que convenza de las necesidades de
conservación y elimine practicas destructivas y permita que se sienten por fin
las bases de una sana coordinación de las funciones municipales sanitarias, de
tránsito, mercadeo y aprovechamiento integral de la pesca obtenida.
 
Se llegara de este modo, a plazo
relativamente breve, a la meta de asegurar la defensa de los beneficios
legítimos del pescador artesanal permitirle cumplir al máximo su elevado aporte
a la masa popular.
 
Nada de esto podría alcanzarse
sino se habilita a la pesquería artesanal con un sistema organizado de crédito
destinado a esta actividad a través del Banco de Fomento Agropecuario cuyas
normas y mecanismos deberán ser adecuados a este propósito.
 
	1. Al lado de la pesquería artesanal y como distinta línea de productividad, el consumo humano debe ser satisfecho en el país a través de la gran pesquería industrial, cuya realización y desarrollo solo es posible sobre seguras bases empresariales.
 
En efecto, es la empresa la única
forma de organización capaz de afrontar la ingente tarea de planificación,
infraestructura y técnicas de extracción y conservación, de procesamiento y
comercialización.  Sobre todo, se
requiere de la empresa para la obtención de créditos inmobiliarios a largo
plazo y de crédito comercial oportuno y suficiente.
 
Tres son los grandes campos de la
industria pesquera de alimentos: el pescado fresco, el congelado y el de
conserva y productos elaborados.
 
En proporciones mayores, los
problemas de esta industria son básicamente los de la pesquería artesanal.
 
No es posible olvidar la
experiencia de la inversión en la industria de conservas.
 
Las vicisitudes de esta industria
son bien conocidas.  Una equivocada
política fiscal tenazmente proseguida por varios lustros redujo el número de
plantas operativas de 69 a únicamente 3 o 4 que existen en la actualidad.  Con ser muy grande, la pérdida sufrida no es
solo económica, sino también de importancia social, porque las plantas que han
sido cerradas daban trabajo principalmente a mujeres en lugares de la costa
donde no es posible hallar fácilmente otras formas de ocupación femenina.  Es verdad que a partir de 1963 se inició una
política de rectificación de los excesos fiscales que culminó con la dación de
la Ley 15742 y su reglamento pero sus efectos recaían, ya por tardíos, sobre
condiciones irreversibles de destrucción y desaliento que aún subsisten.
 
Si tomáramos, por ejemplo, la
industria de conservas más susceptible de ser intensificada, que es la del
atún, tendríamos que confrontar problemas no resueltos en forma alguna.  Como política externa sería preciso alcanzar
el objetivo de que fuera abolida la barrera arancelaria de 35% ad valorem que
los Estados Unidos mantienen sobre el atún envasado en aceite.
 
En política interna, debe
extenderse no solo los plazos de amparo de la Ley 15742 sino su campo de
aplicación para comprender la exportación, sin la cual esa industria no es
posible en vasta escala.  Precisa, por
otra parte, intensificar sus efectos en relación con diversos factores del
costo y facilitar las posibilidades de integración dentro de complejos más
amplios de pesquería industrial.  Estas
conclusiones son plenamente válidas para toda la pesquería industrial de
consumo humano.
 
Antes de terminar de hablar sobre
el rubro de la pesca en relación con la
alimentación humana, conviene señalar aquí el hecho de que hayan venido
registrándose sucesivamente reiterados fracasos en lo relacionado con este
aspecto.  Por dos veces, los industriales
pesqueros, en el seno de la Sociedad Nacional de Pesquería, pero actuando en
forma de agrupación empresarial, han llevado a la práctica esfuerzos
considerables a través de dos compañías constituidas al efecto, con elementos
tales como la publicidad más vasta, inclusive la preparación de alimentos en
ferias y mercados, demostraciones de cocina por televisión y en folletos
especiales adquisición de vehículos de diseño específico, apertura de puestos
propios en los mercados populares.  De
otro lado, en ocasiones que se hicieron  publicas con toda amplitud, empresarios extranjeros y peruanos han
emprendido las mismas labores y hasta lograron en determinados momentos las
perspectivas del éxito.  Sin embargo,
estos costosos empeños han tenido por común denominador la frustración debido a
los factores ya indicados.
Este es otro de los grandes capítulos
que me propuse tratar al iniciar esta exposición.  La pesquería es una actividad que conlleva de
modo inherente el riesgo.  No obstante, y
a pesar de innumerables quebrantos y sacrificios, hemos logrado, muchas veces
en medio de la incomprensión general, constituir nuestra Cuarta Región Natural, el
mar, en una zona económicamente viva.
 
En los últimos quince años la
industria privada, sin ayuda alguna del Estado, ha constituido año tras año una
extensa y costosa infraestructura para las operaciones de descarga de anchoveta
y de embarques de harina en caletas deshabitadas; ha revitalizado otras donde
los puertos habían muerto y ha fundado o engrandecido imponentes ciudades
pesqueras.  Sus resultados económicos alcanzan
al 30% de la provisión de divisas para el país, a la ocupación de decenas de
miles de pescadores y de trabajadores de tierra, a la multiplicación de
astilleros especializados y de fábricas de insumos y a la subsistencia, a
través de estos factores, de cientos de miles de peruanos.  En síntesis, la pesquería ha engrandecido
física y económicamente al Perú en notable proporción y lo ha convertido en el
primer país pesquero del mundo, posición que sostiene actuando en un mercado de
extremada y febril competencia.
Para llegar a este nivel excepcional,
sin duda, en comparación con casi cien países en los cinco continentes, la
pesquería peruana se ha valido solo de sus propios medios.  Y habría podido llegar a un grado de
desarrollo mucho más espectacular y productivo si el Estado, si las fuerzas políticas
y la opinión pública se hubiesen compenetrado antes de ahora, es decir, en
estos años últimos, de un verdadero espíritu pesquero y hubiesen edificado en
el momento preciso la definida y permanente política pesquera que por fin
parece hoy haber logrado estructurar.
El Perú ha llegado así a un nivel
de aptitud tecnológica que no es preciso subrayar, como no sea para decir que
los perfeccionamientos a que inevitablemente debe llegarse en la calidad del
producto, el aumento de su valor real, la reducción de los costos operativos y
la superación de esta actividad, requieren ‘sine qua non’ de una plena
estabilización de la confianza en la inversión y el crédito.
 
Tal estabilización y confianza
nunca se dieron plenamente para la industria harinera.  Como se recordará, surgió bajo el impulso de
la audacia y espíritu de riesgo de sus hombres, que generaron una actividad
como nunca antes se había visto en el país.  Casi nada se aprendió de nadie; todo fue creado por nosotros mismos,
mejor dicho, improvisado.  Su desarrollo
explosivo, no previsto, más bien incomprendido por quienes no participaron
directamente en esta hermosa y dura aventura, no facilito por ejemplo la
creación de sistemas financieros que permitieran superar la crisis que
inevitablemente debían de presentarse.  De 31 mil TM producidas en 1956 se pasó a 800 mil TM en 1961 y a un
millón y medio en 1964 hasta llegar a casi dos millones que es lo que
producimos hoy día.  Para llegar a esta
situación, la industria ha debido sobrevivir a muchas crisis de distinta
naturaleza, tales como la de 1960, la de 1963, y la de 1966.  Así, de pocas decenas de millones de soles,
se pasó también a miles de millones de soles en deudas.
 
La industria ha alcanzado sus
actuales logros de relieve mundial a base de iniciativa, compromiso de todos
sus recursos, esfuerzos, tecnología, y realizaciones, de lo que podemos
sentirnos orgullosos. Pero no ha logrado completar, y en algunos casos ni
siquiera, iniciar, sus programas de consolidación financiera.  La deuda pesquera sigue siendo inmensa y
tendrá que ser mayor, a medida que lo exijan el adelanto técnico y la
competencia mundial. Bonos, hipotecas civiles y navales, adelantos, garantías
y, por supuesto, créditos directos de magnitud son hoy la realidad de la
industria en todos sus niveles. Debe ahora la pesquería dar el salto definitivo
hacia el cabal perfeccionamiento de su producto, pero es necesario recordar
antecedentes negativos que no deben ser perdidos.
 
En efecto, en 1964 se dio la Ley
15048 de reajuste pesquero, pero las urgencias y la incomprensión del fisco
dejaron poco a poco sin vigencia las medidas de adecuación tributaria que se
había adoptado y solo a la luz de la evidencia de numerosas quiebras de
empresas de primera magnitud, se convenció el país de error y se llegó a la
estabilización temporal de la tributación pesquera por la Ley 16694 de octubre
de 1967, que suspendió los efectos de la Ley de Quiebras para las empresas
pesqueras y creo, a partir del 10 de abril de 1968, un régimen de garantías de
las inversiones, estabilizando la tributación por cinco años, uniformizándola
con la de las demás actividades de exportación.
 
Cuantos conocen la realidad
pesquera saben que nada en ellas es asunto de uno o dos años, sino que sus
programas de inversión y financiamiento tienen que ser a mediano y largo plazo.
Esta es la razón de la estabilidad tributaria al mínimo de cinco años fijada
por la ley 26694. Se trata de un estrecho periodo dentro del cual la harina de
pescado peruana tiene que mantener y ampliar sus mercados, enfrentarse a la
agresiva y creciente competencia de las demás proteínas como la soya, harina de
carne y otras, que en los países que las producen tienen tanta importancia
nacional y económica como la que corresponde en el Perú a la harina de
anchoveta.
 
Está ya a la vista la aparición
en el mercado de las proteínas de petróleo cuyos avances técnicos y comerciales
son cada vez más amenazadores.  Dentro de
un futuro indudablemente incierto, la estabilidad que por cinco años establece
la Ley 16694 no es más que un acto de justicia tributaria, con el que demuestra
el Estado su convicción de que debe cesar la discriminación fiscal contra la
pesquería harinera, cuando todavía en muy pocos años nada más que un recuerdo,
como lo es hoy la industria conservera.
 
Los costos han ido en aumento y
solo pueden ser equilibrados con hechos tales como la natural renovación de
flotas impactadas año tras año por la obsolescencia.  La fusión de empresas en un proceso de
integración vertical y horizontal, para llegar desde la faena extractiva de
buen índice económico hasta la producción optima es uno de los recursos que se
están aplicando con la intensidad y amplitud que es posible.  Pero problemas de tanta importancia como la
calidad y costo de los envases, aprovechamiento del agua de cola, instalaciones
artificialmente sobrevaluadas por medidas fiscales, embarques a granel o por
pelletizacion, no pueden ser resueltos si no en un clima de estabilidad
tributaria y consolidación financiera que origine la confianza y a través de
ella pueda llegarse a la inversión de créditos y capitales de crecido volumen.  Es por ello esencial mantener la confianza en
la ley de estabilidad tributaria, de la que nacen y viven la inversión, la
reinversión, y sobre todo, el crédito.  Así
lo ha comprendido el Supremo gobierno al haber prorrogado, mediante Decreto Ley
17564, la suspensión para la pesquería de los efectos de la Ley de Quiebras, a
fin de evitar, como una medida de extrema emergencia, la liquidación de parte
de la industria.
 
Pero debe tenerse muy en cuenta
que el campo fiscal la pesquería sigue enfrentada a problemas de orden
impositivo tales como los concernientes a las Leyes 10811, 11537 y 13836 que
recargan los costos de exportación. Las continuas regulaciones arancelarias de
tipo proteccionistas que gravan no solo los bienes de capital sino, lo que es
peor, los insumos utilizados por la pesquería. Esto es más grave por lo hecho
de que las empresas pesqueras reciben el producto de sus exportaciones con un
dólar al cambio de certificado de divisas. Para producir deben importar pero
con un cambio recargado en 10% o sufrir el alza de costos correspondientes al
mercado libre.
 
Existen otros problemas de costos
de embarque que atañen a los industriales de algunos puertos, como son los
falsos muellajes y/o imposiciones por cada tonelada exportada invocándose la
construcción de muelles, que incluso ya han sido construidos.
 
Naturalmente, estos no son los
únicos problemas que deben afrontar la industria harinera. Efectivamente,
frente a un consumo mundial que deberá seguir incrementándose, existe el hecho
incontrovertible de que en la actualidad el Perú es el único país que
potencialmente esta en aptitud de poder cubrir tal crecimiento. Por lo tanto,
nuestro país se ve ante la necesidad de tener que encontrar una solución que le
permita un mayor desarrollo de su pesquería a base de óptimo aprovechamiento de
su recurso, que ahora es compartido antieconómicamente para el país por las
aves guaneras y otros depredadores.
 
Sin embargo, en la relación a las
peculiaridades del mercado en que actúan los productores de harina, existe otro
problema que de no ser resuelto oportunamente puede acarrear una posición
sumamente crítica, y es el relacionado con el desarrollo de productos
sucedáneos, tales como la soya por ejemplo, que sólo aguardan cualquier
eventual alza de precios para desplazarnos del mercado.
 
El planteamiento de estos
problemas impone la necesidad de adoptar una actitud alerta y previsora que
debería plasmarse en la creación de un gran Instituto Tecnológico de Harina de
Pescado, dedicado tanto a la investigación como a la promoción del uso de las
proteínas derivadas del pescado en los diversos campos de la alimentación, sea
animal, sea para consumo humano.
 
Obviamente, se hará necesario no
sólo mantener los costos de producción, sino bajarlos a fin de que la harina
pueda competir con ventaja si fuese posible frente al previsible desarrollo de
los productos sucedáneos.
 
Por otra parte, se ha hecho
hincapié en muchos estudios e informes de los problemas que tiene la industria
pesquera en materia de instalaciones portuarias.  Las deficiencias en el ataque irrogan
pérdidas de tiempo, deterioro en la calidad de anchoveta y otros perjuicios que
generan mayores costos de producción. 
 
Asimismo, la demora en los
embarques de harina, precisamente por las dificultades portuarias, también
ocasiona recargos en los costos de embarque y es así como la pesquería está
sufriendo las consecuencias de las deficientes instalaciones portuarias
existentes. No cabe duda que tratándose de obras de infraestructura, es el
Estado el llamado a resolver este problema.
 
De otro lado, la necesidad cada
vez más imperiosa de contrarrestar los efectos de la inflación interna de
costos, hace imprescindible que toda la industria se prepare para efectuar los
embarques a granel.
 
El Perú, pues, se encuentra ahora
ante otra decisión que no puede ser soslayada: consolidar y revitalizar la
industria de harina de pescado (primera del mundo y la mayor entre los
peruanos) promover la superación y perfeccionamiento que puede y debe aspirar.
 
No se alcanza integralmente a
comprender todos los efectos de esa histórica decisión, si no se considera la pesquería
dentro de su marco real, es decir, dentro de una política pesquera, una
conciencia pesquera y un Código de Pesquería definitivo que le permita alcanzar
su pleno desarrollo industrial mediante el logro de su estabilidad tributaria y
su ubicación precisa en relación a las demás ramas de la actividad económica.  Es indudable que estas dos condiciones básicas
que deberá tener el Código de Pesquería junto a un adecuado régimen de
incentivos, deberán hacer posible que el Perú consolide primero su pesquería,
se perfeccione luego y alcance después la meta que sustenta el principio
peruano de las 200 millas:  la plena ocupación
económica de su cuarta región. 
 
Al terminar este capítulo debo
hacer particular referencia a la colaboración de los trabajadores del mar y de
los empleados y obreros de las plantas que han actuado al lado de la empresa
con la decisión y constancia propias de un naciente y peculiar espíritu pesquero.
 
Es de notar que en la política que
preconizamos se han obtenido instituciones de protección social únicas en el
mundo y que consagra la Caja de Beneficios Sociales del Pescador, abarcando
todos los sectores de los trabajadores del mar.
 
No se concibe ya en el mundo
moderno el aislamiento entre el sector público y el privado.  La empresa privada tiene deberes y
responsabilidades con la comunidad nacional y los cumple ejercitando derechos
sin los cuales no podría existir ni cumplir su misión.
 
En la pesquería, el sector
privado ha reunido, en la Sociedad que presido, la expresión de todos sus
anhelos, esfuerzos y aspiraciones y ha podido por este medio, prestar al país una
contribución que es notoria y evidente, al tiempo que sirve también a sus
asociados con eficiencia indudable en sus problemas comunes de orden legal,
tributario, social y de información seria y consistente, con servicios
apropiados y organizados de manera ejemplar imposibles de obtener a nivel individual.
 
Ha logrado, la sociedad,
colectar, depurar y centralizar información estadística interna y externa,
indispensable para que los productores puedan tomar las decisiones que
consideren más adecuadas dentro de una política eficaz de comercialización.
 
Con las universidades de San
Marcos, Nacional Agraria y Católica, la Sociedad ha suscrito convenios de investigación
científica en los diferentes problemas técnicos de la pesquería y tiende a
vincularse más y más con la universidad peruana en general.
 
En el exterior, nuestra institución
actúa con intensidad en la FAO, la OIT, la Asociación Internacional de
Productores de Harina de Pescado, la Organización de Productores-Exportadores
de Harina de Pescado y otras entidades conectadas con la actividad
institucional, dirigida siempre al servicio de los más altos intereses
soberanos del Perú.
 
Toda esta estructura
institucional es la que la industria requiere para poder ejercer ante el Estado
una verdadera función representativa, en el sentido de realizar en colaboración
con el poder público una función dinámica moderna y autorizada a plenitud, para
sostener un diálogo permanente y constructivo.  Es, en sí, la personificación jurídica de nuestro sector y esta pronta a
cumplir sus fines con la más elevada y consciente responsabilidad.
------------ próxima parte ------------
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