[OANNES Foro] Sirenas, tritones y el “Tío burbujita”

[Presidencia Oannes]

Amigos de Oannes,
   
Odiseo, advertido del peligro del seductor canto de las sirenas, le pide a sus marineros que lo aten al mástil de su barco, pero previamente coloca en los oídos de cada uno de los tripulantes, tapones de cera para prevenir que estos sean hechizados por el mágico e irresistible canto. Odiseo, atraviesa la zona de peligro escuchando lo que ningún otro humano podía resistir, sin poder moverse, por que sus hombres no lo desataran del mástil, a pesar de sus ruegos, ya que podría ser llevado por la inmensa tentación seductora de estos míticos personajes.

Homero, el también mítico autor de tan antiguo libro, tal vez describía metafóricamente la forma en la que los lideres pasan por la vida, hechizados por las diversas tentaciones, pero fieles a la responsabilidad que asumen como capitanes de un equipo, deben amarrarse al mástil de su barco; para sobrevivir a la tormentosa seducción de desviarse del rumbo correcto. O tal vez, estaba contando una historia real.

Hay una anécdota reciente, de muchas que no he contado, y que sucedió durante nuestro ultimo viaje en Octubre del 2013.  La he llamado la historia del “Tío Burbujita”. Es una historia extraña y además un tanto cruel.

Después de cada presentación que hicimos con dirigentes de la pesca artesanal a largo de la costa, los pescadores se acercaban a conversar conmigo, me contaban muchas historias, también me hacían reclamos, invitaciones y por supuesto muchas sugerencias.  
Pero en uno de los puertos que no especificare, cuando ya todos prácticamente se habían ido, un caballero esperaba paciente para ser el ultimo en conversar conmigo, en privado, sin que otros lo escucharan. Se acerco con la mano extendida, me felicito por la presentación, y me dijo a boca de jarro: “Ingeniero, las sirenas existen; yo las he visto”.

Sorprendido por la afirmación, lo mire fijamente a los ojos buscando esa típica desconexión que refleja la locura, pero no la encontré. Quizá por que no soy un psicólogo,  o tal vez por que el hombre que tenia en frente, realmente sentía que me decía la verdad. Le respondí entonces que Oannes era un tritón mítico, y que efectivamente mucha gente creía que existió. Pero el firmemente repitió: “Yo soy buzo como usted ingeniero y si le digo que las he visto, es por que en realidad las he visto”.

Esto cambiaba por completo la perspectiva, estábamos hablando entre buzos, era una confesión sincera. Al menos desde su perspectiva, aunque yo continuara incrédulo.

Buscando salir de la embarazosa situación de enfrentar la increíble confesión de un hermano, le pregunte por el tiempo que tenia en la actividad. Fue muy claro en contarme que llevaba mas de 30 años buceando con compresora, extrayendo mariscos y recorriendo los fondos marinos por largos periodos. También me comento que no uso el regulador de aire durante mucho tiempo, ya que estos equipos no eran accesibles, así que mas de una vez echo la manguera del aire directamente a su boca.  

Le comente lo peligroso que era no usar un regulador y no respetar rigurosamente los tiempos de descompresión, etc. Pero el desprecio abiertamente mi comentario, golpeándose el pecho a lo macho y agregando: “Aquí estoy Ingeniero, no me he muerto. Y además muchas veces he buceado mas profundo que lo que la manguera me permite, aguantando la respiración y separándome de la manguera para extender mis buceos…y ahí en aguas profundas he visto sirenas, así que estoy seguro que Oannes existió”.

Estaba ante un relato testimonial imposible de discutir, busque cambiar el rumbo de la conversación, culminándola diplomáticamente y estrechándole la mano con la cordialidad de siempre.

Una vez en el auto, comente con mis compañeros de viaje el incidente y al no recordar el nombre del hombre que había visto a Oannes, lo bautice como el “Tío Burbujita”, asumiendo que la frecuente practica del buceo sin el respeto de las reglas de seguridad, habían lesionado el cerebro del hermano, con alguna burbuja incrustada en el.  

Bautizada como la anécdota del “Tío burbujita”, la historia fue recordada durante todo el viaje entre risas y sonrisas incrédulas. Pero también éramos consientes de la cruel realidad; existe una gran necesidad de cámaras hiperbáricas a lo largo de toda la costa del Perú, sobre todo donde hay mayor presencia de buzos, para permitir el tratamiento hiperbárico a estos reales tritones, que sometidos a la “Ley de Boyle”, podían quedar muertos, paralíticos o trastornados por una mala descomprensión o “el mal de los buzos”.  

Pero semanas después de terminar el informe del trabajo, donde además se reporta la necesidad de las cámaras hiperbáricas, llegaron a mi dos videos asombrosos a través del correo electrónico:

1.- Sirenas ¿Realidad o mito?  
http://www.youtube.com/watch?v=EuQCUbL0qSE
  
2.- Sirenas nuevas evidencias
http://www.youtube.com/watch?v=URhcsH_l-L8
  
Después de verlos (cosa que sugiero a todos) me sigue quedando el sabor de la incredulidad, cosa que es típica de quien tiene una formación académica. Además, siempre es muy difícil dar crédito a todo lo que la internet difunde.
  
Los videos de los que hablo, y que sugiero ver, para comprender mejor este articulo, me dejaban también la posibilidad de que el “Tío Burbujita” los hubiera visto antes de nuestra conversación, incrementando su convicción sobre la existencia de sirenas y tritones.
  
Pero muy aparte de la veracidad o no de los videos, ambos documentales exponen una hipótesis muy interesante; la del simio acuático.
  
Esta no es una hipótesis desconocida, años atrás el mismísimo Jacques Cousteau, en charlas, documentales e incluso en sus libros enciclopédicos; esgrimía la idea del homo acuaticus, un homo sapiens que progresivamente debía adaptarse nuevamente al mar, para volver a el. Y exponía cientos de argumentos fisiológicos como la composición de la sangre humana comparada con la del agua de mar, el hecho de que los humanos somos los únicos homínidos cuyos recién nacidos saben nadar desde que nacen, las membranas que existen entre nuestros dedos de manera recesiva y la falta de pelo, etc.
  
La hipótesis evolucionista del simio acuático, plantea la posibilidad de que en algún momento de nuestro proceso evolutivo, un grupo de homínidos se separara de la rama principal empezando un larguísimo viaje evolutivo en el mar, con una adaptación completa. Y que luego este homínido volviera a la tierra, readaptándose a la gravedad y evolucionando en el actual homo sapiens. Es decir nosotros, los humanos modernos.  
  
Esta hipótesis, absuelve muchas incógnitas que los científicos se han planteado sobre el proceso evolutivo del hombre y llenan los espacios vacíos de ese gran rompecabezas, explicando el por que hasta hoy no es posible encontrar el “eslabón perdido” siguiendo el linaje de los homínidos evolucionados en la gravedad terrestre. El “eslabón perdido” estaría entonces en el mar. Sin embargo no deja de ser una hipótesis.
  
Pero además de incidir sobre diversos temas conservacionistas, los videos nos llevan también a una reflexión sobre un tema particularmente interesante para mi; la posibilidad del descubrimiento de una especie de homínido inteligente, que habite en las profundidades del mar, y que además sea nuestro antecesor.   
  
No voy a discutir sobre la veracidad o no de los documentales colgados en Youtube, puede que los hechos expuestos no sean reales.  
  
Sin embargo, lo expuesto en los videos, sobre el uso de la acústica de sonares y radares, y los perjuicios que estas tecnologías pueden ocasionar sobre el aparato auditivo de mamíferos acuáticos como las ballenas o delfines, es muy real. Existen cientos de trabajos científicos que se refieren a esta materia y además muchas muertes de cetáceos pueden explicarse por el uso y abuso de las tecnologías acústicas, que los humanos usamos para explorar el mar.
  
Imaginemos por un momento el mundo sin gravedad de estos mamíferos, donde la densidad del agua permite la transmisión de sonidos a mayores distancias que en el aire. Es un mundo donde el sentido del oído, es el mas importante, como lo es el de la vista para los seres humanos que habitamos fuera del mar.  
  
Imaginemos también, que ese mundo de sonidos, sea invadido por tecnologías acústicas humanas, muchas de las cuales son experimentales y pueden dañar el oído y la capacidad de orientación de estos seres. Es un hecho que muestra muy claramente un ejemplo de contaminación acústica del mar, que los seres humanos no estamos tomando en cuenta seriamente.
  
Pero lo que los videos postulan, va mas allá. Separando la parte donde las “teorías de conspiración”, que tienen un gran peso especifico en la historia. Surge la hipótesis del lenguaje de los mamíferos acuáticos y por encima de esto; la posibilidad de la existencia de este homo acuaticus (sirenas o tritones), con un sistema de comunicación muy complejo, tanto así, que ha logrado la comunicación inter-especifica (entre dos especies diferentes), algo que lingüistas como Chomsky considerarían imposible.
  
Entonces vamos mas allá también nosotros, con nuestras especulaciones. ¿Hemos pensado los humanos la posibilidad de no ser lo únicos seres inteligentes en el planeta y en el universo? Es obvio que si lo pensamos, las evidencias del estudio de la inteligencia animal, nos ha llevado a descubrir que existen otros animales inteligentes en el planeta. Pero todavía buscamos a nuestros pares fuera de el.
  
John C. Lilly fue uno de los primeros que comenzó a estudiar la posibilidad de la inteligencia animal. Neurocientífico y escritor Lilly, estudio Medicina, Biofísica y el Psicoanálisis, intentando aplicar sus conocimientos en el estudio del delfín y la posibilidad de desentrañar su lenguaje. Pero olvido que el delfín no tiene cuerdas vocales, por lo que intentar que el delfín aprendiera el lenguaje de los humanos era un rumbo que solo le daba la razón a Noam Chomsky.
  
Pero Lilly hizo un descubrimiento importante, la capacidad para el lenguaje aparece en los animales, cuando un cerebro alcanza lo que el llamo “una masa o tamaño critico” que oscila entre los 700 y 800 gramos. El ser humano alcanza este tamaño cerebral aproximadamente a los siete meses de edad y luego su cerebro continua creciendo hasta llegar a su tamaño definitivo de entre 1.1 y 1.5 Kg. El cerebro capaz de generar un lenguaje, requiere pues de un tamaño mínimo, que le permita absorber, almacenar y recordar todos los elementos mínimos de un lenguaje, así como contar con una capacidad de ordenación para generar significados y almacenar experiencia y recuerdos. Elementos que luego puedan ser transformados en un lenguaje. Estos cerebros lo mismo que los de los humanos, deben contar con zonas silenciosas en la corteza cerebral (el neocortex), que solo se desarrollan a partir de la “masa critica”.
  
Entre los animales terrestres solo los seres humanos, algunos mamíferos marinos y el elefante, son capaces de alcanzar esta “masa critica”. Pero sin embargo hoy se sabe que los delfines alcanzaron su actual tamaño cerebral hace quince o treinta millones de años, es decir que es fácil concluir que fueron capaces de generar un lenguaje para comunicarse y sobrevivir, mucho antes que los seres humanos.
  
Pero además de la maravilla de la comunicación, que nos permite suponer con altísimo grado de certeza que estos animales cuentan con un importante nivel de inteligencia, existe un detalle muy importante que nos diferencia: el “dedo de la civilización”.
  
Y este “dedo de la civilización”, es decir el pulgar; que en los humanos como en ninguna otra especie conocida, puede anteponerse con los dedos índice, medio, anular y meñique, permitiendo que los humanos contemos con una habilidad única conocida como “psicomotricidad fina”, que nos ha permitido construir el mundo que hoy tenemos, toda nuestra tecnología y nuestra civilización.
  
Si éramos únicos en el planeta, era gracias al “dedo de la civilización”. Pero hoy estos documentales con información verdadera o no, ponen en el tapete la hipótesis de que otra especie, aparentemente otro homínido, cuente con esta habilidad, y pueda fabricar herramientas y así como vivir en uno de los medios mas agrestes del planeta, al que parece se ha adaptado perfectamente.
  
Pero volvamos al punto de la comunicación. Noam Chomsky decía que los humanos nunca podremos comunicarnos con otra especie, por que nuestra genética lo hace imposible. Sin embargo, los documentales mencionados, nos muestran como esta supuesta nueva especie, aparentemente un homínido u “homo acuaticus”, puede comunicarse con los delfines y otros cetáceos marinos.
  
¿Imaginan ustedes, la magnitud de esta aseveración? Es simplemente fantástica…increíble!
  
De ser cierta, abre un enorme mundo de posibilidades, ya que acceder al conocimiento y experiencia de otros seres, algunos con un proceso evolutivo mas antiguo que el del homo sapiens, es algo con lo que jamás los humanos hemos contado, pero que hemos imaginado cientos de veces en historias de ciencia ficción.  
  
Oannes, es el símbolo de la comunicación y del acceso a la información sobre temas de mar. Que curioso seria, que este ser mitológico, se convirtiera en real. ¿Qué podríamos aprender de el y de su interacción con especies como el delfín? No alcanzo a imaginarlo.
  
Pero dejando a un costado lo que todavía sigue siendo ciencia ficción. Nos deja una gran moraleja. La supervivencia de una especie inteligente, depende de su capacidad para comunicarse.  
  
¿Podremos los pobladores de la zona costera peruana ser capaces de conversar, intercambiar ideas, analizar problemáticas, sus causas y proponer soluciones a nuestros problemas en cada región? Tal vez esta sea la verdadera ciencia ficción. Espero que no, por que parece que hay animales que ya nos están superando.

Francisco J. Miranda Avalos
Presidente de la Junta Directiva


OANNES, Señor de las Olas.
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