[OANNES Foro] Peru: sistema de registro doble y dispar impide conocer impacto de la pesca del perico en tiburones

Mario Cabrejos casal en infotex.com.pe
Lun Mayo 25 10:55:02 PDT 2020


Los tiburones perdidos del Perú: ausencia de datos exactos pone en peligro a
tres especies

por  <https://es.mongabay.com/by/ricardo-reategui/> Ricardo Reátegui 

21 mayo 2020 

https://es.mongabay.com/2020/05/peru-pesca-incidental-tiburones-en-peligro/

En diversas partes del mundo, la pesca de tiburón es un importante negocio
tanto para pescadores artesanales como para comercializadores y procesadores
que compran y venden la carne, aletas y hasta cartílagos de estos animales.
En el Perú, la pesca de tiburón reportó, entre los años 2009 y 2012, una
ganancia de 13,7 millones de dólares y empleó al menos a 2366 personas,
según un
<https://peru.oceana.org/es/publicaciones/informes/la-cadena-de-valor-de-la-
pesqueria-de-tiburones-en-el-peru> estudio de Oceana.

Pero no es la pesquería dirigida a tiburones la que preocupa, sino las
capturas incidentales de estos animales, es decir, cuando se quedan
atrapados en los aparejos de pesca lanzados al mar para pescar otros peces
como el perico (Coryphaena hippurus). El problema de fondo es que no hay
cifras que permitan dimensionar la magnitud del impacto que esto tiene en
las poblaciones de tiburones. Las bitácoras de las embarcaciones, asegura el
economista y especialista en pesquería Juan Carlos Sueiro, Director de
pesquerías de Oceana, no tienen registrada esa información.

Pero, además, tras revisar las cifras de desembarques de perico que maneja
el Ministerio de la Producción del Perú (Produce), Mongabay Latam confirmó
que existe una doble contabilidad. Dos oficinas dentro del mismo ministerio
llevan un registro de la pesca de perico y sus números son totalmente
distintos: difieren hasta en 44 000 toneladas anuales. Científicos y
expertos aseguran que no se sabe cómo el Ministerio llega a la cifras que
indica. Si los datos ya son imprecisos para la capturas de especies
objetivo, ¿qué puede estar pasando con los tiburones que caen por error en
las redes y anzuelos?

Un arte de pesca poco selectiva

Después de la anchoveta, la pota y el bonito, el perico —también conocido
como “dorado”, “dolphinfish” o “mahi-mahi”— es una de las especies de
consumo humano que más desembarques ha tenido en los últimos años en los
puertos del Perú. Los restaurantes y el público en general lo demandan, pero
también europeos y asiáticos que conforman los principales mercados de
exportación de esta especie.

En el desembarcadero artesanal de Chimbote, puerto pesquero ubicado en la
costa norcentral del Perú, una de las pocas embarcaciones que mantiene su
labor en plena cuarentena nacional llega después de diez días de faena en
busca de perico. “No encontramos mucho”, comenta uno de  los pescadores,
“pero sí tollo zorro”, es decir, tiburón zorro (Alopias superciliosus),
especie Vulnerable según la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza (UICN). Las casi cuatro toneladas capturadas de este tiburón
tienen como destino los mercados del norte, especialmente el de Santa Rosa
en Chiclayo, uno de los más grandes de la región Lambayeque.



Tiburón azulejo atrapado en un anzuelo. Foto: Oceana

Conseguir perico no es sencillo para los pescadores artesanales. En el
Puerto de Salaverry, uno de los más importantes de la región norteña de La
Libertad, las embarcaciones tienen que lanzarse a 80 millas mar adentro para
lograr encontrar la especie, la cual suele moverse en cardúmenes. “La
inversión para conseguir perico es alta. Los pescadores se internan hasta 20
días para llegar a la pesca. Nosotros usamos espinel y carnada y todo el
trabajo se hace a pulso sin ningún tipo de maquinaria”, comenta Jorge
Ucañan, presidente de la Asociación de Armadores Artesanales del Puerto
Salaverry, en La Libertad.

El espinel es un artefacto que consta de varios anzuelos que se dejan en el
mar con carnada, durante tres o cuatro horas, a la espera de que el animal
sea atraído para capturarlo. “El gran problema con este arte de pesca es que
termina siendo poco selectiva pues, al momento de levantarlo [el espinel],
quedan capturadas no solo la especie objetivo, en este caso el perico, sino
otras varias especies, entre ellas tiburones de todo tipo”, explica Renato
Gozzer, ingeniero pesquero y miembro de la Asociación para la Sostenibilidad
Pesquera Redes que investiga el impacto de las distintas pesquerías en las
poblaciones de tiburones a lo largo del litoral peruano.

Entre las especies de tiburones que más caen en los espineles que buscan
atrapar perico está el tiburón azul (Prionace glauca), que figura en la
Lista roja de la UICN como Casi Amenazado; el tiburón diamante (Isurus
oxyrinchus) En Peligro y el tiburón zorro o tollo zorro (Alopias vulpinus)
clasificado como Vulnerable. Por su delicado estado de conservación, estas
dos últimas especies han sido incluidas además en el apéndice II de la
Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y
Fauna Silvestre (CITES), con el objetivo de regular su comercio
internacional y protegerlas así de la extinción.

La doble contabilidad del Produce

“La pesca incidental es un proceso inherente a la pesquería en sí”, explica
Gozzer. “Al ser la pesca una actividad que se realiza debajo del agua, a
diferencia de la agricultura, por ejemplo, el pescador no puede ver el fruto
que está sacando”, enfatiza. Por eso, para el experto de la asociación
Redes, la pesca incidental no es culpa de una pesquería en particular,
aunque todas deberían entender bien los impactos que pueden causar en otras
especies para que se puedan establecer medidas de mitigación.

El problema es que en el Perú, actualmente, no es posible entender cuáles
son los impactos de los que habla Gozzer.  No se sabe cuántos tiburones son
capturados de manera incidental en la pesquería de perico; ni siquiera es
posible saber cuánta pesca objetivo o dirigida es desembarcada efectivamente
por los pescadores artesanales en el país. La razón de esto es que el
Ministerio de la Producción, en el caso del perico, lleva una doble
contabilidad de los desembarques, por lo que existen dos bases de datos
distintas con una diferencia entre ellas que supera las 40 000 toneladas
anuales.

Dentro del Ministerio de la Producción, la oficina encargada de realizar los
estudios que sustentan el diseño de políticas nacionales de desarrollo
productivo, es la Oficina General de Evaluación de Impacto y Estudios
Económicos. Esta área es la que elabora los Anuarios Estadísticos Pesqueros
y Acuícolas, y la que publica, cada año, las cifras oficiales de pesca.

Según esta oficina, entre el 2008 y el 2018, se desembarcó un promedio de 50
mil toneladas de perico por año. No existe una medición de la pesca
incidental asociada a estas cifras, por lo que para saber cuántos tiburones
fueron capturados junto al perico es necesario acudir a los registros que
tiene otra oficina del Produce: la Dirección de Supervisión y Fiscalización.

Este departamento lleva la contabilidad de las especies marinas que son
capturadas en el Perú a través de los registros que llevan los
fiscalizadores presentes en los desembarcaderos pesqueros artesanales. Según
la información recopilada en campo por este grupo, en 2018 los pescadores de
perico capturaron incidentalmente 88 toneladas de tiburones, entre ellos el
azul, diamante y zorro. El problema es que, para esta oficina, en 2018 se
desembarcaron, en todo el país, 3493 toneladas de perico, mientras que  la
oficina de Evaluación de Impacto y Estudios Económicos calculó que fueron 47
711 las toneladas desembarcadas de esa especie. Es decir, entre una oficina
y otra hay una diferencia de 46 507 toneladas.

Todos los años, la brecha entre las cifras reunidas por ambas oficinas es
abismal. En 2016, la Oficina General de Evaluación de Impacto y Estudios
Económicos calculó en 40 343 toneladas el desembarque total de perico,
mientras que Supervisión y fiscalización solo pudo identificar 1055
toneladas de esta especie. En el 2017, la primera calculó 30 984 toneladas,
mientras que la segunda contabilizó 1261. Finalmente, en 2019, la diferencia
fue igual de alarmante: 38 666 versus 4469 toneladas.

Mongabay Latam contactó a Produce para pedir su versión sobre esta doble
contabilidad. El  Ministerio respondió que la diferencia se sustenta en las
metodologías y fuentes utilizadas por cada oficina para calcular los
desembarques.

Los pescadores, funcionarios, administradores de desembarcaderos y expertos
independientes cuestionan la falta de transparencia de Produce. “Nadie
conoce con exactitud el sistema o metodología que utiliza Produce para
llegar a sus cifras anuales”, explica el ingeniero Juan Carlos Sueiro,
director de pesquerías de Oceana.

Si las cifras de desembarques de perico son tan distintas entre una
contabilidad y la otra, ¿cuántos tiburones en realidad fueron víctimas de la
pesquería de perico? Según la Dirección de Supervisión y Fiscalización se
puede hablar de 150 toneladas de especies no objetivo que cayeron entre el
2016 y el 2019: 78 toneladas de tiburón azul, 51 toneladas de tiburón
diamante y 27 toneladas de tollo zorro. Sin embargo, estas cifras son un
pálido reflejo de la realidad, a la luz de las enormes cantidades de pesca
que no son registradas por los fiscalizadores.

Los fiscalizadores en campo han podido establecer que esas 150 toneladas
fueron recogidas en un total de 10 278 toneladas de perico. Si consideramos
que, según la oficina de Evaluación de Impacto y Estudios Económicos, no
fueron 10 mil las toneladas pescadas en cuatro años, sino 157 704, solo
basta hacer un simple cálculo para estimar el impacto de la pesca incidental
en tiburones: 15 veces más que la cifra entregada por el departamento de
fiscalización.

Si a las cantidades desconocidas de tiburones desembarcados se les suman
aquellos escualos que son descartados por los pescadores, es decir, que son
devueltos al mar, el impacto sobre estas especies crece aún más.
“Frecuentemente, los pescadores al notar la captura de alguna especie
sensible prefieren descartarlas y devolverlas al océano”, dice Gozzer. Sin
embargo, esta acción de igual modo genera un impacto que tampoco es
declarado puesto que, la mayoría de las veces, los tiburones ya han sido
dañados durante la captura y morirán de todos modos. Es por ello que “es
importante capacitar al pescador para que pueda reaccionar durante su
faena”, señala Gozzer. De hecho, “en el caso de las tortugas, los pescadores
se han sensibilizado y, si caen en sus redes, logran liberarlas sin
causarles daño”, asegura. Por eso, “la solución no está en prohibir y
perseguir, sino en capacitar”, propone Gozzer.

La falta de transparencia

“Existen varios problemas con las cifras del Produce, pero el principal es
la falta de transparencia de sus metodologías y fuentes para hacer los
cálculos”, asegura  el Doctor Jaime Mendo, biólogo pesquero asociado a la
Universidad Agraria La Molina y quien, entre 2013 y 2015, fue miembro del
Consejo Directivo del Instituto del Mar del Perú (Imarpe), el organismo
técnico orientado a la investigación científica de los recursos marinos del
país.

Aunque se reconoce que existe un esfuerzo por reunir la información  a
través de desembarcaderos pesqueros artesanales, empresas productoras,
plantas de procesamiento, gobiernos regionales, consultorías, universidades
e instituciones científicas, la principal crítica es que no existe un
protocolo de medición ni una metodología estandarizada para obtener y
procesar dichas cifras.

“Sin cifras claras nunca vamos a tener la oportunidad de tomar decisiones
pertinentes para la pesca artesanal o industrial”, dice Mendo. “¿Alguien ha
medido realmente la pesca incidental?, ¿alguien  ha medido seriamente la
pesca incidental que existe en la pesca industrial, por ejemplo?”,
reflexiona el experto. Ante esta situación, él recomienda la formación de un
Sistema Nacional de Información Pesquera que articule la información
disponible y estandarice protocolos y metodologías, usando la tecnología.

“La tecnología es crucial”, coincide Juan Carlos Sueiro. “Es necesaria una
base de datos, pero no necesariamente que unifique todas las cifras sino que
las publique según van apareciendo, siguiendo los objetivos de cada
dirección del Produce para tomar decisiones correctas contra el impacto de
las pesquerías en el ecosistema”, explica. Asimismo, para Sueiro lo que se
debe evitar es tener espacios informales en donde no haya ningún tipo de
control y en los que no pueda vigilarse la trazabilidad del producto. “La
Poza, en Talara, es un desembarcadero informal que es un desborde de
informalidad al que no pueden acceder los controles del Produce porque ponen
en riesgo su vida”, asegura.

A inicios de este año
<https://es.mongabay.com/2020/02/peru-crisis-en-imarpe-oportunidades-tras-el
-decreto-de-urgencia/> el sector pesquero del Perú enfrentó una de sus
mayores crisis cuando el Instituto del Mar del Perú (Imarpe) determinó que
la biomasa de anchoveta disponible alcanzaba las 8 millones de toneladas,
cuando lo cierto es que esta con suerte llegaba a las 4 millones de
toneladas. Cuando los pescadores se dieron cuenta de que solo estaban
pescando anchovetas juveniles, el Produce se vio obligado a suspender la
temporada de pesca. El escándalo, que podría estar vinculado a un caso de
corrupción, puso sobre la mesa la necesidad de transparentar las
metodologías con las que Imarpe calcula la cantidad de peces que hay
disponibles en el agua. Sin embargo, Bruno Monteferri, director de
Conservamos Por Naturaleza y miembro del equipo de la Sociedad Peruana de
Derecho Ambiental (SPDA), advirtió en ese momento que la falta de
transparencia no solo era un problema del Imarpe, sino de todo el sector
pesquero incluyendo el Ministerio de la Producción.

Desde la inclusión del Perú como Parte de la Convención Marco de las
Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCCD) y debido a su
vulnerabilidad frente a los efectos del cambio climático, el país ha
suscrito una serie de compromisos para proteger su biodiversidad. Entre
ellos está el unificar su sistema de información para contar con cifras
únicas.

Sin embargo, en lo que respecta a acuerdos globales adoptados por Perú en
asuntos de océanos, el país no ha mostrado señales de cumplimiento. En
diciembre de este año, según los compromisos asumidos como parte de las
metas Aichi del Convenio de Diversidad Biológica, el Perú debería haber
logrado proteger el 10 % de su mar, pero faltan ocho meses para termine el
2020 y el porcentaje de protección es del 0.5 %.

Dado el sistema de registro doble y dispar que lleva el Produce sobre las
especies marinas que son capturadas en el Perú, cualquier decisión respecto
del impacto que tiene la pesquería de perico sobre los tiburones se
sustentaría en cifras que no son reales. Tener números precisos y
metodologías transparentes resulta urgente para científicos y expertos
pesqueros si se pretende cumplir con los compromisos de proteger a los
tiburones, especialmente a aquellos que hoy están en peligro de extinción.

 



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