[OANNES Foro] Artículo: "Un desnutrido sentado en un banco de peces"

[salomón manzur]

Diario “La Razón”, Miércoles
28 de septiembre de 2011 

 

Un desnutrido sentado en un banco de peces

 

La anchoveta, aceptada y reconocida internacionalmente como sardina
peruana, constituye un valioso recurso por sus magníficas propiedades que
benefician la alimentación de las personas. 
Es conocida la crisis pesquera provocada por la sobrepesca que realizan
grandes flotas en los diferentes océanos y la disminución de las poblaciones de
peces es cada vez más dramática.

Las tradicionales pesquerías de sardina en países como España, Portugal,
Marruecos atraviesan una delicada situación por la sobrepesca.  Existe actualmente una extensa veda para ver
las posibilidades de recuperación del recurso. 
Los dueños de marcas y etiquetas de conservas más famosas en Europa
están comenzando a sentir la falta de materia prima.  Ellos están mirando y algunos empezaron ya a
adquirir la sardina peruana, atraídos por los precios competitivos y su
magnífica calidad para seguir dándole un soporte logístico a sus productos en
el mercado internacional.

Durante los últimos 60 años, los sucesivos gobiernos peruanos tienen la
responsabilidad de haber otorgado permisos de pesca y licencias para la
construcción de plantas y embarcaciones pesqueras sin exigir la obligatoriedad
en la preservación y el transporte con sistemas de refrigeración que detenga la
descomposición del pescado, prolongando el buen estado de la calidad.  El transporte es fundamental que se efectúe
en bodegas adecuadas, es decir poco profundas, de capacidad no mayor a 30
toneladas por embarcación.

La captura de esta valiosa especie actualmente se realiza en embarcaciones,
que no cuentan con sistemas de refrigeración, y en bodegas profundas de
capacidades diversas desde 100 toneladas hasta 900 toneladas por cada embarcación.


Las zonas de pesca distan más de 10 horas al puerto, llegando el pescado
descompuesto y aplastado.  Sin ninguna
protección de refrigeración para el cuidado de este frágil pez, el transporte
es comparable como cuando se transportan las piedras o el ripio.  Es almacenándolo en tierra (léase fábricas de
harina de pescado en grandes pozas o piscinas) otra vez sin ningún tipo de
protección o refrigeración, prosiguiendo la descomposición de la materia hasta
la putrefacción y de volúmenes que sobrepasan las 2,000 a 3,000 toneladas en
cada planta industrial, esperando el procesamiento para convertirla en harina
de pescado.

Esto resulta insólito, que mientras al otro lado del mundo están demandando
esta valiosa especie para el consumo humano directo y en estos lares lo
desperdician para la fabricación de alimentos para los animales.

El gobierno y los empresarios pesqueros que reciben el beneficio de la explotación
de este valioso recurso son los grandes responsables de la depredación que está
ocurriendo a vista y paciencia de las organizaciones internacionales como la
FAO, cuya misión es orientar el aprovechamiento de la alimentación en el mundo.

Hace días se ha anunciado un convenio, entre Japón y Perú a fin de
desarrollar un programa de alimentación para los pueblos de los Andes en base a
la anchoveta o sardina peruana.  Y ese es
el camino.

Sin embargo, no tiene coherencia que mientras el mundo está necesitando
combatir el hambre, en nuestro país exista un elevado porcentaje de
desnutrición porque se da mal uso a este valioso recurso.

El nuevo gobierno tiene entre sus manos una riqueza alimenticia que debe
saber administrar eficientemente, estableciendo el principio de protección
sobre los recursos pesqueros que se extraen del mar para someterlo a un proceso
industrial que debe realizarse obligatoriamente mediante sistemas de protección
y/o refrigeración. 		 	   		  
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