[OANNES Foro] BIORECURSOS EN LOS OCÉANOS HACIA EL 2030

[JOSE ANGEL DE LA CRUZ SOTOMAYOR]

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No todo es malo con el Coronavirus, el tiempo de encierro nos ha permitido tomar conocimiento de nuestra realidad y al gobierno de turno darse cuenta de todas nuestras debilidades. También tener tiempo para leer diversos temas a nivel cultural como de conocimiento general para jamás olvidar que las regiones costeras adyacentes son una entidad única y son componentes esenciales de un sistema global de soporte vital, debidoa las oportunidades óptimas para el desarrollo del transporte marítimo y la organización del comercio internacional, las costas tienen un gran valor económico y se encuentran entre las riquezas más valiosas de la sociedad.

Con el uso correcto de las costas marinas, nos permiten obtener un enorme excedente adicional de ingresos, creado por las ventajas de la ubicación geográfica, a saber, el alquiler de rutas comerciales marítimas, la pesca industrial y recreativa, la presencia de atracciones naturales como playas, hermosas vistas, etc.

Los residentes de las costas, señaló Adam Smith hace más de dos siglos, son los primeros en unirse a los logros de la civilización mundial y son los transmisores de innovaciones para las tierras internas, como resultado de lo cual generalmente aumenta la competitividad del mercado de producción en las costas.

Los logros de la llamada civilización atlántica (EE. UU., Reino Unido, Canadá, algunos países europeos) se asocian en gran medida con el uso competente por parte de los políticos de los territorios costeros, los recursos de los mares costeros y las comunicaciones de transporte marítimo.

Desde tiempos inmemoriales, millones de personas en las costas de los mares han vinculado sus vidas con la pesca. En muchos países costeros, la pesca es una de las principales fuentes de sustento para las comunidades locales y los pueblos indígenas, que a lo largo de los siglos han logrado crear una cultura única de pesca y subsistencia mediante el uso demariscos renovables. Consideraron y continuamos considerando los océanoscomo una fuente inagotable de suministros de pescado y otros mariscos.

Hasta hace poco,según los estándares históricos, la opinión de la inagotabilidad de losbiorecursos marinos dominaba no solo las opiniones de los habitantes, sinotambién entre los científicos. Se reflejó en las palabras del Presidente de laRoyal Society de Londres sobre el desarrollo del conocimiento sobre lanaturaleza de Thomas Huxley, pronunciado por él casi en la víspera del siglo XX: "Cualquier cosa que hagamos, nopuede afectar seriamente el número de instalaciones de pesca marina, y por lotanto cualquier intento de racionalizar la pesca es inútil" (citado porBragin et al., 1999: 10).

El problema dela sobrepesca se asoció solo con mares interiores, ríos y lagos. Para contrarrestareste fenómeno, el concepto de pesca racional se formó en el siglo XIX,limitando las pesquerías por tiempo, artes de pesca, límites de pescaestablecidos, etc.

Pero el aumento de la población y la calidad de vida condujo a un agotamiento tan grave no solo de las poblaciones de peces en aguas continentales, sino también de otros recursos naturales en la tierra que la humanidad comenzó a buscar formas de compensar la creciente escasez de materias primas a expensas de los recursos del Océano Mundial.

Desde 1950 lariqueza natural de los mares comenzó a convertirse cada vez más en una fuerzaproductiva globalmente significativa. Con respecto a los recursos biológicosmarinos, su desarrollo fue facilitado por el desarrollo de nuevas tecnologíasde pesca de alto rendimiento, que incluyeron no solo buques pesqueros potentes,pero también la flota refrigerada, fábricas de barcos para procesar materiasprimas directamente en el océano, sonares (localizadores de sonido) pararastrear bancos de peces, etc. Las amplias redes de deriva han alcanzado unalongitud tan grande hoy que juntas pueden envolver el globo varias veces.

Como resultadode los logros científicos y tecnológicos, la extracción de recursos biológicosmarinos comenzó a crecer a un ritmo sin precedentes. En menos de medio siglo,la captura de peces oceánicos de 19 millones de toneladas (1950) alcanzó unamarca histórica máxima de 86,3 millones de toneladas (1997), es decir, aumentó4,5 veces Al mismo tiempo, la tasa de crecimiento de la producción de recursosbiológicos marinos fue el doble del crecimiento demográfico de la población delplaneta durante el mismo período, el consumo promedio per cápita mundial demariscos aumentó de 8 a 15 kg, y la pesca marina aumentó significativamente supapel en el suministro de alimentos a la población (Brown, 2003) y a 2016 se pescó170 millones de toneladas.

La Agenda 2030para el Desarrollo Sostenible (Agenda 2030 para abreviar) nos debe ofrecer atodos los países una visión de un mundo justo y sostenible, libre de pobreza,hambre y malnutrición y comprometidos con la igualdad y la no discriminación.En la Agenda 2030 también debemos fijar objetivos relativos a la contribución yla práctica de la pesca y la acuicultura en pro de la seguridad alimentaria yla nutrición, así como la utilización de los recursos naturales por parte delsector, de tal manera que se garantice un desarrollo sostenible en términoseconómicos, sociales y ambientales, en el contexto del Código de Conducta parala Pesca Responsable de la FAO (FAO, 1995).

Sin embargo, elprogreso científico y tecnológico también mostró la otra cara de la moneda. Lamitad de la vida humana fue suficiente para disipar los mitos sobre losrecursos inagotables de los océanos. La práctica ha comenzado a proporcionarcada vez más evidencia de que los recursos biológicos marinos, como laspoblaciones de peces continentales, son propensos al agotamiento.

A principios de la década de 1970 aparecieron estimaciones centradas en oportunidades de producción marginal. El nivel de la captura total de 250 millones de toneladas fue llamado como límite. Desafortunadamente, los científicos son demasiado optimistas sobre las capacidades de producción del Océano Mundial.

La sobrepesca generalizada de los recursos biológicos marinos se produjo con una captura anual de 80-85 millones de toneladas. En el último cuarto del siglo XX hubo pruebas convincentes de que incluso ese nivel de producción causó el agotamiento o un estado similar en aproximadamente 2/3 del número total de objetos de pesca principales (Vitousek, et al., 1997).

En este sentido, los biólogos se ven obligados a afirmar que la producción máxima disponible para las pesquerías mundiales en el Océano Mundial a principios del siglo XXI no puede exceder los 85 millones de toneladas. 

Realidades queel Perú debe contemplar ahora que la desgracia nos da la oportunidad de reestructurarnosy mejorar nuestras condiciones de producción pesquera y acuícola en todos susniveles tendientes al 2030.

 Salvo mejor parecer

 Ing. Jose De LaCruz Sotomayor

 

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