[OANNES Foro] María Rostworowski: Las Islas Costeras del Perú: Mitos y Recursos Naturales

luis mc callock mccallock en yahoo.es
Sab Ene 17 11:44:08 PST 2009


Gracias Mario por compartir este artículo de la gran María Rostoworowski con todos los miembros de la lista, se puede apreciar que los Moches y otros pobladores costeños estaban sumamente compenetrados con el medio ambiente marino y por los rituales que practicaban antes de extraer el guano de las islas se deduce que eran muy respetuosos del mar y tenían mas claro que nosotros los actuales pobladores costeños lo delicada que pueden ser las interrelaciones entre las diferentes especies y que lo que se hace con una población repercute inmediatamente sobre las otras, y si habría un forma de traelos a la vida en el momento actual, estoy seguro que les daría tres infartos y se volverían a morir pues no entenderían como podemos ser capaces de explotar la Anchoveta, que es la base de la piramide trofica en el sistema de Humboldt, de manera tan brutal e indiscriminada para elaborar harina, es decir tenemos gente muriendo de hambre y nosotros
 permitimos que nuestra principal fuente proteica se destine a elaborar alimento para engordar animales en otros países. Quisiera aprovechar el mail y plantear la inquietud que tengo en saber si hay estudios hechos por IMARPE o por cualquier otra entidad en el que se use el software llamado Ecopath y se establezca en cuanto se incrementaría las poblaciones de los peces comerciales con una reducción de la cuota de captura de anchoveta a la mitad de lo que se extrae en la actualidad y como se incrementaría las poblaciones de aves marinas, viendose incrementados como es logico las capturas de dichas especies y los niveles de extracción de guano. Disculpa Mario por "colgarme" de tu mail para escribir estas cosas porque soy un desconocido para ti, mi mas sincero agradecimiento por compartir este artículo que es en verdad sumamente interesante, te envío un cordial saludo lo mismo que a todos los amigos colisteros.
 
 
Ing. Luis Mc Callock 

--- El vie, 16/1/09, Mario Cabrejos <casal en infotex.com.pe> escribió:

De: Mario Cabrejos <casal en infotex.com.pe>
Asunto: [OANNES Foro] María Rostworowski: Las Islas Costeras del Perú: Mitos y Recursos Naturales
Para: "LISTA OANNES" <oannes en lista.oannes.org.pe>
Fecha: viernes, 16 enero, 2009 10:11

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Las Islas Costeras del Perú: Mitos y Recursos Naturales
María Rostworowski de Diez Canseco
Traducción de Gabriel Prieto y María Elena Burmester

Este artículo ha sido originalmente publicado en idioma inglés, bajo el
título de " The Coastal Islands of Peru. Myths and Natural
Resources", en The Spirit of Ancient Peru. Treasures from the Museo
Arqueológico Rafael Larco Herrera, Kathleen Berrin, editora, págs. 33 - 39.
Fine Arts Museums of San Francisco. M.H. de Young Memorial Museum.San Francisco
U.S.A 1997. 

  
Las islas dispersas a lo largo de la costa del Perú son áridas, inhóspitas e
inadecuadas para una continua habitación. Estas afloraciones rocosas, golpeadas
por vientos y rodeadas por corrientes, contracorrientes y fuertes olas, son los
dominios de lobos y aves marinas. Los antiguos peruanos, no obstante,
percibieron a las islas como extensiones de la tierra principal, importantes no
solo por el guano de las aves marinas, sino también por su significado mítico
y religioso. Los habitantes de la costa percibieron las bondades de las islas,
con sus recónditos parajes, profundas cuevas y caprichosas formas emergiendo de
las espumas marinas y vieron en estos ásperos y rocosos islotes seres, señores
y divinidades encantadas. Las bandadas de aves que anidan en las islas y giran
alrededor de la puesta del sol, precipitándose  sobre las peñas invaden el
ambiente local con una sensación de misterio.
 
Aunque ha habido numerosos estudios de la producción y explotación guanera,
esto no significa que haya habido investigación histórica sobre las islas. La
información está contenida en las crónicas españolas y en documentos no
publicados que revelan un abundante universo de vida, rico en tradiciones y
leyendas que forman parte del legado cultural andino.
 
Guano: Recurso Natural Renovable
 
Antes de la invasión española, los antiguos peruanos consideraron al guano
como un importante recurso que fue utilizado con otros fertilizantes para
incrementar los nutrientes de los campos de cultivo. Existen referencias
entreveradas del uso del guano en crónicas, archivos e ilustraciones de plantas
de maíz brotando de pequeños peces en ancestrales murales. Nuestro
conocimiento acerca del uso de los fertilizantes prehispánicos está limitado a
los habitantes de la costa, sin embargo sabemos que algunos pueblos de la sierra
usaron el guano también. Los Señoríos de las cordilleras del sur, por
ejemplo, adquirieron el guano en sus enclaves de colonos localizados en la
costa. (Señorío es un término español que describe a las sociedades
prehispánicas con una política variable y compleja y una gran extensión
territorial, regidas por una serie de jefes o "Curacas" mayores y
menores. Sus dominios eran conocidos como curacazgos). Actualmente no tenemos
información acerca de lo que ocurrió en otras partes del Antiguo Perú[1].
 
Los campesinos costeros usaron tres tipos de fertilizantes. Pedro Cieza de
León, un soldado español que viajó alrededor de los andes desde 1540,
describió como los campesinos colocaban una o dos cabezas de sardinas cerca de
los granos de maíz remarcando: "Que esta semilla no brotará ni producirá
si antes ellos no colocaban las dichas cabezas de sardinas que ellos capturaban
en sus redes"[2]. En el siglo XVII el sacerdote jesuita Bernabé Cobo notó
que esta costumbre era practicada a lo largo de toda la costa[3].
 
Las pinturas murales del templo en el Santuario Costeño de Pachacamac, uno de
los mas venerados oráculos del Antiguo Perú, tiene pinturas de plantas de
maíz brotando de pequeños peces, lo que indica que los campesinos de
Pachacamac usaron estos peces en el cultivo de este importante grano[4].
 
Los agricultores también utilizaron las hojas descompuestas del Algarrobo y el
Guarango, árboles nativos del Perú, los cuales florecieron en casi todos los
valles costeños. Estas hojas descompuestas las apilaban debajo de los árboles
en capas de varios "codos"   (codos es una medida española,
equivalente a la distancia entre el codo y la mano)[5]. Ellos aplicaron estas
hojas para fertilizar sus cultivos, especialmente los del maíz.
 
El tercer tipo de fertilizante utilizado por los antiguos peruanos fue el guano
de las aves marinas, las cuales anidaban por miles en las orillas de las islas y
en las zonas rocosas. Las aguas frías de la Corriente Peruana de Humbolt,
mantenía una de las más grandes concentraciones de peces en el mundo y las
aves se alimentaban de ellos. El productor mas grande de guano es el Guanay
cormorant (Phalocrocorax bougainvillii), el cual se alimenta de anchoveta
(Engraultis ringens). Luego le sigue en importancia la gaviota peruana (Sula
variegata), y  el pelícano peruano (Pelecanus thagus), todas especies
endémicas de la costa peruana[6].
 
En las crónicas de viajes, tales como las de Cieza de León, mencionan el uso
del guano por los habitantes nativos, y en 1675[7], el curaca de Guamán "
en el valle del Chimo", cerca a la ya moderna ciudad de Trujillo en el
norte del Perú, le dijo al Inspector Mayor, Gonzáles de Cuenca, que él y sus
indios tenían el hábito o costumbre de ir a las islas a sacar el guano
"porque gracias a el hacemos nuestros trueques y remates en uso, con lo
cual podíamos pagar nuestros tributos y sostenernos nosotros mismos" [8].
Esta referencia es importante no sólo porque recalca el conocimiento y el uso
de este recurso por lo nativos, sino que también quedó demostrado que fue
extraído y utilizado para trueques.
 
Además los pescadores hacían sacrificios y ofrendas antes de ir a pescar y
ayunaban por dos días. Hacían abstinencia de ají (Capsicum sp.), sal y sexo.
Luego, antes de subir a sus botes regaban un poquito de chicha (cerveza de maíz
fermentada) sobre la arena de la playa. Cuado ellos regresaban con sus botes
llenos de guano, nuevamente ayunaban por dos días. Después de este tiempo
celebraban su regreso con danzas y fiestas.
 
Varios documentos describen a los habitantes del pequeño curacazgo de Guamán
como pescadores, conocedores del mar que iban y venían de las islas. El Inca lo
llamó Guamán, que significa halcón en su idioma, después que conquistara
esta parte de la costa peruana, allá por el año de 1470. Antes que el Inca
conquistara el curacazgo de Guamán era conocido como Chichi [9].
 
Mitos acerca de las Islas
 
La historiadora Catherine Julián puntualiza que solamente hay referencias
limitadas acerca del uso del guano como fertilizante en el sur y que ellas
están dispersas entre pocas crónicas. Ella también anota que no hay
información acerca de las minas del guano en épocas prehispánicas. Los mitos
que sobresalieron en las creencias acerca de la adquisición de este recurso
llenan parcialmente este vacío.
 
Los cronistas españoles Antonio de la Calancha y Pablo José de Arriaga,
escribieron que fue una costumbre entre los hombres de pesca ofrecer sacrificios
al dios del guano, a quien uno de los autores llama Guamancantac y el otro se
refiere a el como Guamancanfac. Ellos escribieron que antes de hacerse a la mar,
los nativos rezarían al dios del guano, pidiéndole permiso para embarcarse en
la misión que ellos iban a realizar[10].
 
Nosotros no sabemos como era este dios, sin embargo creemos que el podría
haber tenido aspecto y características de ave. ¿Cómo imaginaron los
pescadores a Guamancanfac o Guamancantac. La primera parte de este nombre
divino, guamán significa Halcón en Quechua, el idioma del Inca, lo cual supone
que no fue un ave productora de guano pero sí pudo haber tomado la apariencia
de un ave de rapiña[11].
 
Evidentemente este nombre divino es una traducción al Quechua del Muchic, el
lenguaje hablado por la gente de la costa norte antes de la invasión española.
Canfac o cantac, la segunda parte del nombre,  es imposible de traducir porque
no hay un diccionario Muchic. Los estudiosos demostraron la importancia del
águila pescadora (Pandion haliaetus carolinensis), un gran halcón comedor de
peces, en la Iconografía Moche[12]. Esta imaginaria y la asociación 
lingüística entre guamán y aves parecidas, sugiere que los pescadores pueden
haber imaginado a su dios como un águila pescadora. Los dioses con aspecto de
aves, fueron prominentes en la mitología Moche, quienes habitaron la costa
norte del Perú del 50 al 800 d.C. Christopher Donnan ha identificado un punto
básico en el arte Moche llamado Tema de la Presentación, en el cual se ofrenda
en un tazón sangre a un individuo de alta jerarquía, por otro individuo
(conocido como Figura B), quien aparece con la forma de águila con
características humanas y de guerrero. Es posible que en el Tema de la
Presentación la Figura B sea el llamado dios Guamancanfac. El águila marina,
un ave migratoria, quien visita las costas peruanas durante el verano del
Hemisferio Sur puede haber impresionado a los Moches a quienes les gustaba sus
idas y venidas, a las que interpretaban como mensajeros divinos[13].
 
En otro mito reportado por Calancha el dios Pachacamac luchó con su hermano
Vichama[14]. Vichama, junto con su padre el Sol, mataron a todos los habitantes
de la costa, en represalia porque no precavieron la muerte de la madre de
Vichama. Sin embargo no pasó mucho tiempo para que los dioses se arrepintieran
de lo que habían hecho, ya que habían matado a todos aquellos que los adoraban
y ofrecían sacrificios. Por lo tanto Vichama decidió rendir honor a los viejos
curacas y Señores transformándolos en islas costeñas para que las nuevas
generaciones de habitantes las adoren como sus huacas (palabra Quechua que
quiere decir lugar, persona u objeto considerado sagrado).
 
El mito demuestra que los nativos no consideraban a las islas como lugares
totalmente áridos y sin vida o simplemente como formaciones rocosas, al
contrario,  representaron importantes personajes de su pasado, dioses y señores
encantados que tenían que ser venerados con ofrendas y celebraciones. 
 
Arriaga también describe como los costeños creyeron que la muerte se
apoderaría de las islas por los lobos marinos a los que llamaron tumi. En el
Lexicom de Fray Domingo de Santo Tomás, la palabra Thome describe a estos
mamíferos marinos[15]. Esta palabra relaciona a las islas con lugares de
entierros. Estas referencias dan una singular importancia a las islas.
 
Para el pueblo prehispánico el mundo natural era su vida. Donde nuestros ojos
solo pueden ver islas estériles y desoladas, la mitología yunga (costeña) nos
enseña que estas islas fueron sus ancestrales señores y dioses transformados.
Por esta razón los costeños fueron a las islas a rendir homenaje a sus huacas
y a sus muertos durante la época del año que coincidía con la cosecha del
guano. 
 
Las Islas Norteñas
 
Como resultado del devastador colapso demográfico sufrido por la gente de la
costa a raíz de la invasión española, solamente muy pequeñas cantidades de
guano fueron explotadas en las islas norteñas, en contraste con las del sur del
Perú, donde se continuó la explotación. Muchos restos arqueológicos fueron
encontrados en las islas cuando se inició nuevamente la extracción del guano
después de 1821 (el año en que el Perú ganó su independencia de España).
Entre los años 1869 y 1872, el administrador Gonzáles la Rosa distribuyó
cuestionarios sobre materias arqueológicas a varios gobernadores de las islas
guaneras. Entre las capas de guano, según el reporte del gobernador de Manabí,
los buscadores encontraron vasijas de cerámica con  formas de pájaros (así
como figurinas de oro, máscaras de oro y gran cantidad de tejidos de algodón,
junto con momias femeninas sin cabezas. Los buscadores se llevaron los objetos
de oro y las momias las botaron al mar[16].
 
La Isla de Guañape, distante de Manabí, también fue sometida a la
explotación guanera. Los trabajadores encontraron vasijas y láminas de oro y
plata, muy delgadas decoradas con animales en relieve así como también
herramientas, instrumentos de tejidos, cerámica, maíz, textiles, huevos
petrificados y esqueletos de pájaros y lobos marinos[17].
 
La producción de guano varía de acuerdo a las condiciones climáticas y
oceanográficas, por lo tanto esto hace que sea difícil determinar la edad de
los objetos encontrados. Un ejemplo de este delicado balance de las variables
que afectan a las colonias de las aves guaneras son la  relación de la
temperatura del agua y la localización del pescado de los que las aves se
alimentan. Las temperaturas del océano son afectadas periódicamente por la
corriente del Niño, el cual arrastra corrientes tibias de agua hacia el sur,
desplazando la Corriente Peruana que es fría y consecuentemente a los
cardúmenes de anchovetas que se alejan de las costas. Los vientos alisios que
soplan de sur oeste ayudan a mantener la estabilidad de la corriente fría, pero
un cambio en la dirección del viento afecta el clima y provoca una reacción en
cadena[18].
 
Gracias a los archivos nosotros sabemos que durante los siglos XVI y XVII, la
fiebre de oro que tenían los españoles los llevaría a buscar tesoros en las
antiguas plataformas que fueron hechas con adobes secados al sol y que
generalmente contenían ofrendas enterradas. Los buscadores de tesoros
realizaban esta actividad particularmente en la región de Trujillo. Por
ejemplo, un hombre llamado Luis Rodríguez alquiló un pequeño bote al
"encomendero" de Guañape (cabeza de la concesionaria de tierras del
gobierno español), Alonso Lozano, para "ir a las islas Macabí de
Malabrigo para "abrir" una guaca"[19].
 
De acuerdo a otro documento, el Corregidor (oficial de la administración
española) del valle del Santa, Cristóbal de Santillán, comienza a excavar en
Guañape buscando los tesoros que contenían las huacas. Santillán necesitó
trabajadores para llevar a cabo su misión y resolvió el problema forzando a
los hombres del valle de Guañape a que vayan a las islas, localizadas a dos
leguas - una legua española es rudamente equivalente a cinco kilómetros o tres
millas - mar adentro, y excavó el santuario. Como otros españoles Santillán
probablemente firmó una licencia para minar la huaca, en los archivos abundan
muchos documentos de esta naturaleza. En el documento estudiado, el Corregidor
no es acusado de haber buscado tesoros. El Procurador de los Naturales, que
protegía los derechos de los nativos recolectó sus protestas, pero simplemente
remarcó que el Corregidor había fallado en no pagar a los nativos por su
trabajo y por eso fue obligado a pagarles  el salario que les había ofrecido.
 
El trabajo que le daba el Corregidor a los nativos, les quitaba tiempo para
poder realizar sus otros trabajos con los que ellos pagaban su tributo. Los
pescadores de Guañape, en algunas instancias eran obligados a servir como
"Chasquis", recolectando y repartiendo correos oficiales a lo largo de
determinadas rutas. De acuerdo con los testimonios de los nativos que
presentaron sus quejas contra el Corregidor, incluso sus curacas eran obligados
a ir a las islas. Mujeres y niños - ellos se quejaban - tenían que recolectar
agua y leña para llevarla a las islas donde los hombres buscaban el tesoro
[20].  El documento no menciona de todos modos que ellos descubrieran oro en la
huaca; nosotros solamente sabemos que el trabajo fue arduo y duró muchos meses.
Igualmente el documento no indica donde estaba ubicado el Santuario. La
existencia de un Santuario en la isla de Guañape que fue investigado en el
siglo XVII, indica que en tiempos ancestrales la gente de la costa se embarcaba
en peregrinaciones a rendir culto a la isla. 
 
Durante el boom del guano en el siglo XIX los trabajadores descubrieron muchos
objetos arqueológicos en las islas, los cuales estaban sepultados en las capas
de guano. Sin duda la mayoría de los inspectores estuvieron en contra de
registrar la mayoría de los objetos que se encontraron y debido a su ignorancia
decidieron quedarse con los tesoros para ellos mismos. Sus actividades
estuvieron concentradas en esforzarse (al igual que los españoles durante el
período colonial) por ubicar los tesoros en los cementerios, huacas y dentro
del guano de las islas[21].
 
La oscilación de la producción guanera y los disturbios causados por las
actividades de los buscadores de tesoros hace imposible usar la profundidad de
las capas de guano para fechar los objetos encontrados[22]. La mayoría de los
objetos identificados que se encontraron en las islas desaparecieron. Pero en
1948 un artículo del Historiador del Arte George Kubler listó varios objetos
encontrados en el guano. Kubler fechó los artefactos encontrados en las islas
de Chincha (grupo de islas en la costa sur) entre los siglos XIII y XIV d.C. y
los de las Islas de Macabí y Guañape entre los siglos  VII y IX d.C. De
acuerdo con el autor, la cerámica hallada en las Islas de Chincha representan
hombres desnudos con sogas alrededor del cuello, lo que indican que pertenecen
al estilo Moche, que vivieron en la costa norte y que probaría su presencia en
el sur del Perú.
 
González la Rosa, el administrador que inspeccionó el registro arqueológico
de las islas guaneras entre 1869 y 1872, descubrió que la mayoría de los
artefactos vinieron de las islas de Chincha ubicadas en la Costa Sur. Estas
islas, donde se formaron capas de guano de 100 a 200 pies, revelaron artefactos
que González la Rosa identificó como "Chimú" y "Chincha".
Chimú, un largo reino en la costa norte, y el señorío de Chincha, en e sur,
ambos fechados alrededor del 1100 - 1450 d.C. En el siglo XIX nada se sabía
acerca de Moche y la ciencia arqueológica no existía.
 
Las variables profundidades en las cuales fuero reportados los objetos por
Kubler y González la Rosa fueron encontrados entre capas de guano y los
conflictivos informes y contradicciones han dificultado el fechamiento de los
objetos con solo mirarlos. Esto se vuelve mas complicado por el hecho que
nosotros no poseemos un fechamiento sistemático de la producción del guano,
que como hemos visto fluctúa de acuerdo con el clima y las condiciones
oceanográficas.
 
Las islas costeñas forman parte del legado cultural de los antiguos habitantes
del Perú. En los mitos y leyendas las islas se transformaron en divinidades, y
eventualmente los señores encantados se convirtieron en afloramientos rocosos.
Las deidades tutelares a las que los sacrificios fueron hechos y las islas
sirvieron como lugares sagrados para la muerte.
 
Actualmente las islas han perdido su magia. Solamente los afloramientos
rocosos, batidos por las olas y el viento son lugar de habitación ara los lobos
marinos y aves marinas y solo llaman la atención de un eventual naturalista,
aventurero o fotógrafo.
 
 Aunque es triste que mucha evidencia arqueológica se haya perdido, nos queda
un indicio sobre la antigua importancia de estas islas que puede ahondarse
estudiando los documentos históricos y con una cuidadosa examinación de los
artefactos.
 
 __________________________________________________________________________


[1] Catherine J. Julián, "Guano and resource control in sixteenth century
Arequipa,"in Andean Ecology And Civilization: An Interdisciplinary
Perspective on Andean Ecological Complementarity, edited by Shozo Masuda, Izumi
Shimada and Craig Morris (Tokyo: University of Tokyo Press, 1985). 
[2] Pedro Cieza de León, The  Incas (1553), translated by Harriet de Onis
(Norman: University of Oklahoma Press, 1959), 337.
[3] Bernabé Cobo, Inca Religion and Customs (1653), translated and edited by
Roland Hamilton (Austin: University of Texas Press, 1990); Antonio Vasquez de
Espinoza, Compendium and Description of the West Indes (1659) (Washington D.C.:
Smithsonian Miscellaneous Collection, 1948), paragraph 1332.
[4] Jorge Muelle and Robert Wells, "Las Pinturas del Templo de
Pachacamac," Revista del Museo Nacional VIII (Lima), no. 3 (1939); Duccio
Bonavia, Mural Painting in Ancient Peru, translated by Patricia J. Lyon
(Bloomington: University of Indiana Press, 1985).
[5] Cobo, Inca Religion and Customs.
[6] María Koepcke, The Birds of the Department of Lima, Perú, translated by
Erma J. Fisk (Newtown Square, Pennsylvania: Harrowood Books, 1983).
[7] Cieza de León, The Incas.
[8] AGI-Justicia 456, folio 1871.
[9] María Rostworowski, Costa Peruana Prehispánica. Revised edition of Etnía
y Sociedad (1977; Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1989).
[10] Fray Antonio de la Calancha, Crónica Moralizadora (1638), chapter XI,
vol. 3 (privately Publisher by Ignacio Prado Pastor, Lima, 1977); Pablo Joseph
de Arriaga, Extirpación de la Idolatría del Pirú (1621), chapter V (Madrid:
Biblioteca de Autores Españoles, vol. 209, atlas, 1968).
[11] Diego Gonzalez Holguín, Vocabulario de la Lengua General de Todo el Perú
Llamada Quechua (1608) (Lima: Instituto de Historia, Universidad Nacional Mayor
de San Marcos, 1952)
[12] Eugenio Yacovleff, La deidad primitiva de los Nasca. Revista del Museo
Nacional (Lima) 1, no. 2 (1932)
[13] Christopher B. Donnan and Donna McClelland, The Burial Theme in Moche
Iconography, Studies in Pre Columbian Art and Archaeology, No 21 (Dumbarton
Oaks, Washington, D.C.: Trustees for Harvard University, 1979). 

Donnan, quien interpretó lo que llamó el Tema de la Presentación, asignó
letras (A-D) a las principales figuras presentes en la ceremonia del sacrificio,
un elaborado ritual de obtención de sangre representado en los murales y
cerámica Moche. Una de las escenas mas completas del episodio final en la
narración del sacrificio empieza con el corte de la yugular en el cuello de los
prisioneros; luego los ayudantes que presentan la sangre de los prisioneros en
copas a los cuatro individuos que presiden toda la ceremonia. La Figura A viste
un tocado de guerrero y toda la parafernalia de un dios, la figura B es un ave
con atributos de guerrero. La figura C es una importante sacerdotisa y
finalmente, la figura D que nosotros asumimos que es una divinidad dual, es
decir el par de la figura A. En otro retrato, la ceremonia del sacrificio es
llevada a cabo entre dos sacerdotisas, la figura C y la figura D, donde se
ofrecen la copa conteniendo la sangre de las víctimas.
Analizando los mitos Chimús, encontramos en el Arte de la Lengua Yunga de los
valles del Obispado de Truxillo del Perú, con un confesionario y todas las
oraciones traducidas en la lengua y otras cosas de Fernando de la Carrera (Lima:
José Contreras, 1644) los nombres de dos dioses creadores: Aiapaec y Chicopaec.
No sabemos porque Rafael Larco, quien fue uno de los pioneros en el estudio de
la Iconografía Moche, solo mencionase uno de los nombres de estos dioses y
disgregó el otro, probablemente, el no creía que hayan habido dos creadores.
No tenemos la certeza que estos dos dioses creadores hayan sido conocidos con
estos nombres en tiempos Moche, pero el concepto puede haber sido el mismo que
el de Guamancanfac, el dios del guano, quien podría haber sido representado con
un nombre diferente, pero embocando en la misma idea y las mismas creencias
(sobre la dualidad de los dioses masculinos ver Rostworowski, Estructuras
Andinas del Poder. Ideología religiosa y poder (Lima: Instituto de Estudios
Peruanos, 1983). 
 
[14] María Rostworowski, Pachacamac y el Señor de los Milagros (Lima:
Instituto de Estudios Peruanos, 1992)
[15] Fray Domingo de Santo Tomás, Lexicom (1563). Facsímile edition (Lima:
Instituto de Historia, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1951).
[16] M. González La Rosa, Estudio de las Antigüedades peruanas halladas bajo
el guano. Revista Histórica (Lima), no. 3 (1908)
[17] M. González La Rosa, Estudio de las Antigüedades.
[18] Por muchos años, la Compañía Administradora del Guano, que administraba
el guano de las islas, hizo un registro del número de aves y la producción
guanera. Los Boletines publicados por la compañía reflejan las fluctuaciones
de la producción del guano. Estas estadísticas, muestran, en última
instancia, el notable incremento entre 1909 y 1939, cuando se llegó a un record
de producción de 169 000 toneladas métricas. Pero luego de este período hay
un marcado decaimiento en la producción a consecuencia de la lata mortalidad de
las aves (Carlos Llosa Belaunde, Boletín de la Compañía Administradora Del
Guano (Lima) XXI (1949), no. 7:200. 
[19] ADL-Protocolos Notariales-Juan de la Mata, 1570, Folios 12 y 13.
[20] ADL-Corregimiento-Legajo 268-Exp 3159.
[21] Llosa Belaunde, Boletín de La Compañía Administradora Del Guano (Lima)
XXI (1949), no. 7.
[22] George Kubler, Towards Absolute Time: Guano Archaeology. Memoirs of the
Society for American Archaeology (Salt Lake City), no. 4 (1948).
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